Yo se que desde hace un tiempo
a vos el espejo te dice otra cosa.
Que te cuesta mirarte,
y que andas todos los días
espiando de reojo en busca
de la sonrisa simétrica.
Pero tenes que saber madre mía,
que esos espejos te engañan.
Y bien se que estas cansada
del kinesiólogo,
de tanto electrodo,
acupuntura,
y yuyo raro.
y yuyo raro.
Pero debes saber madre mía,
que esos espejos te engañan.
Porque si miras bien,
si prestas atención mas allá
de esos trozos de vidrio retráctiles,
veraz que los otros espejos,
los de carne y hueso,
intentamos devolverte
la luz en la que que siempre
nos vimos reflejados.
Si miras bien,
si te fijas por ejemplo en la
alegría de tus nietos al verte,
en el sosiego de tus hijos
cuando el mundo nos duele
y llegas con el abrazo puntual,
o en la gratitud de tus amigos
cuando disparas el consejo justo,
veraz que ningún pedazo de tu alma
se ha paralizado.
se ha paralizado.
Es decir,
se que quizás a veces no alcance,
se que que la paciencia se agota cuando
la foto sale torcida,
pero debes saber madre mía,
que nosotros jamás te veremos así,
debes saber que para nosotros
eres el lugar al que miramos
cuando queremos encontrarnos,
eres calma y amparo que vuelve al mirarte,
pues debes saber madre mía,
que tu sonrisa nunca se ha detenido
y seguirás siendo siempre
luz profunda
y nuestro mejor espejo.
luz profunda
y nuestro mejor espejo.