jueves, 22 de enero de 2015

Espejo

Yo se que desde hace un tiempo
a vos el espejo te dice otra cosa.
Que te cuesta mirarte,
y que andas todos los días
espiando de reojo en busca
de la sonrisa simétrica.

Pero tenes que saber madre mía,
que esos espejos te engañan.

Y bien se que estas cansada
del kinesiólogo,
de tanto electrodo,
acupuntura,
y yuyo raro.

Pero debes saber madre mía,
que esos espejos te engañan.

Porque si miras bien,
si prestas atención mas allá
de esos trozos de vidrio retráctiles,
veraz que los otros espejos,
los de carne y hueso,
intentamos devolverte 
la luz en la que que siempre
nos vimos reflejados.

Si miras bien,
si te fijas por ejemplo en la
alegría de tus nietos al verte,
en el sosiego de tus hijos
cuando el mundo nos duele
y llegas con el abrazo puntual,
o en la gratitud de tus amigos
cuando disparas el consejo justo,
veraz que ningún pedazo de tu alma
se ha paralizado.

Es decir, 
se que quizás a veces no alcance,
se que que la paciencia se agota cuando
la foto sale torcida,
pero debes saber madre mía,
que nosotros jamás te veremos así,
debes saber que para nosotros
eres el lugar al que miramos
cuando queremos encontrarnos,
eres calma y amparo que vuelve al mirarte,
pues debes saber madre mía,
que tu sonrisa nunca se ha detenido
y seguirás siendo siempre
luz profunda
y nuestro mejor espejo.
















jueves, 15 de enero de 2015

Inútil

Es inútil, 
agoto excusas,
multiplico estrategias,
invento coartadas,
niego momentos,
pero es inútil.

Me escindo,
me despedazo,
alejo mis manos para no escribirte,
mastico mi lengua para no llamarte,
ayuno mi mente de recuerdos,
arranco jirones de esta cosa que late en mi pecho,
pero es inútil.

Como si todos los pedazos de mí,
insistieran en convocarte,
como si extrañarte compulsivamente
fuera la manera que mi cuerpo elige para soportarse,
volviendo estéril todo esfuerzo por olvidarte.

Y este agotamiento,
esta batalla perdida de antemano
sea acaso otra forma de seguirte encontrando,
no para postergar,
no para evitar,
no para negar,
simplemente un gesto de amor huérfano,
una manera inofensiva de quererte.

Es decir, 
hoy en el silencio de tu ausencia,
te regalo esta necesidad insoportable,
esta caricia sin cuerpo,
 esta cotidiana tarea de extrañarte tanto.
Tanto.























miércoles, 7 de enero de 2015

Luciérnagas

Dicen que las luciérnagas,
prenden y apagan su luz,
según tengan ganas de comunicarse,
o esconderse.

Dicen que cuando su luz es muy fuerte,
están buscando enamorarse,
y cuando la apagan completamente,
pasar desapercibidas.

Y no puedo dejar de pensar en vos
cuando las veo.
Porque a veces tu luz es tan fuerte,
a veces tu sonrisa brilla de tal modo,
que no puedo evitar conmoverme bobamente.

Pero entonces después te apagás,
como si algo de todo esto que
no sabemos que somos,
te asustara, 
te amenazara,
y entonces te escondes en vos misma.

Y esta discontinua incandescencia
me llena de alegría.
Me gustan estos días en que voy aprendiendo
a entender tu luminosidad y tu sombra,
me gusta cuando me regalás trazos de tu luz,
y ya no me asusta cuando oscureces de a ratos. 

Porque en ese ejercicio de intermitencias,
busco como un niño entre los juncos
que vuelvas a encenderte.
Multiplicándome en cotidianos gestos
para encontrarte bicho de luz.

Y cuando eso no pasa,
cuando te escondes y sos noche,
cuando la oscuridad se hace larga,
escribo estas ingenuas palabras,
palabras fósforo,
palabras linterna,
palabras caricia,
para arrancarte una sonrisa luciérnaga,
y vuelvas a llenar de tu luz
esta intensa esperanza.