"El amor no es un punto de partida,
es un punto de llegada"
Fabio Lacolla
Hace días busco las palabras justas,
las palabras necesarias,
hace días busco regalarte
un verso digno,
un verso digno,
salir de esta parálisis que
no me deja escribir ni escribirte.
Hace días me esquivan los
verbos,
ningún adjetivo me parece suficiente,
y cierta frustración me
ningún adjetivo me parece suficiente,
y cierta frustración me
embarga por no poder devolverte
un verso que se corresponda
con la alegría de compartir tus días conmigo.
Es que quiero escribirte algo decente,
algo de aquello que alguna vez te llevó a leerme,
dedicarte un párrafo apropiado,
una metáfora inteligente,
pero comienzo a sospechar
que es una tarea inútil.
Porque es cierto que alguna vez
escribí un libro,
que este llego por azar a tus manos,
y que tal vez sin él nunca te hubiera conocido.
Pero empiezo a comprender
que ese libro quizás solo fue
una excusa,
una suerte de mapa que me
trajo a Buenos Aires,
sin más sentido
que el de cruzar tu camino con el mio.
Y si esto fuera así,
si todo lo escrito fue una
coartada para encontrarte,
si todo lo que
alguna vez fue literatura
hoy lo llena la literalidad de tu rostro,
y ya no me son necesarias las metáforas,
ni las poesías,
y el oficio de escribir
ha huido de mi para siempre,
no dudaría un instante en
celebrarlo.
Porque desde hace un tiempo,
desde la noche de las cervezas, risas y
buscapina,
tus gestos fueron llegando
siempre antes que mis palabras.
insistiendo en cuidarme,
en hacerme los días leves,
ahuyentando fantasmas,
desatando todos los nudos que me habitan
con tan solo pasar tu mano por mi cabeza.
Y por eso cuando te veo venir corriendo con frió,
metiéndote de un salto en la cama,
comprendo que quizás
el amor era un cuerpo y no una palabra,
quiero decir,
las palabras eran el punto de partida,
y tu amor el punto de llegada.
si todo lo escrito fue una
coartada para encontrarte,
si todo lo que
alguna vez fue literatura
hoy lo llena la literalidad de tu rostro,
y ya no me son necesarias las metáforas,
ni las poesías,
y el oficio de escribir
ha huido de mi para siempre,
no dudaría un instante en
celebrarlo.
Porque desde hace un tiempo,
desde la noche de las cervezas, risas y
buscapina,
tus gestos fueron llegando
siempre antes que mis palabras.
insistiendo en cuidarme,
en hacerme los días leves,
ahuyentando fantasmas,
desatando todos los nudos que me habitan
con tan solo pasar tu mano por mi cabeza.
Y por eso cuando te veo venir corriendo con frió,
metiéndote de un salto en la cama,
comprendo que quizás
el amor era un cuerpo y no una palabra,
quiero decir,
las palabras eran el punto de partida,
y tu amor el punto de llegada.