jueves, 23 de diciembre de 2021

Con

Hay una idea cuyo eco resuena una y otra vez.

Una idea falaz, sacrificial, casi religiosa: 

hay que hacer las cosas por el otro. 


Hay otra quizás peor. 

Moralizante, acusadora,  

condescendiente con uno mismo:

Hay que hacer las cosas pese al otro. 


Entonces, 

si lo hago por el otro,

soy así de generoso. 

Si lo hago pese al otro,

soy así de tolerante. 


Ambos modos, 

pese y por, 

suponen la pedantería de ubicarnos 

siempre en un escalón superior,

y entonces el otro está ahí 

-abajo- 

solo para confirmar nuestro propio virtuosismo.  


Quizás se trate de suspender esa arrogancia del yo, 

esa jeraquía idiota que mira siempre desde arriba, 

para desmotar el caballo del ego 

y asumir la mirada simétrica. 


Si, 

no es por el otro. 

no es pese al otro, 

es con el otro.  

Ese que vuelve al yo, 

una comunidad.