martes, 24 de septiembre de 2013

Sísifo

"Solo una cosa no hay. Es el olvido" J.L. Borges

Bien sé que la batalla esta perdida de ante mano,
pero bien sabés que no tengo otra posibilidad que intentarlo de todos modos.
Que como un Sísifo cotidiano me debo a la cíclica tarea de olvidarte.
Y hay momentos, que no llegan a ser días, 
en los que parece que mi voluntad
realmente fuera mas fuerte que mi deseo.
Inocua trampa, ciruela,
vos y yo lo sabemos,
pero debes permitirme esta máscara estéril ante los otros.
Aunque sepa que la roca es demasiado grande, 
debés dejarme pensar que realmente no estoy pensando en vos
cuando el mundo me interpela por nosotros,
debés permitirme esa licencia apócrifa.
Porque bien sabés ciruela que cuando al mundo le digo que ya no te pienso,
y los días pasen sin casi notarte escondida en mi memoria,
vuelves cotidianamente a las siete de la tarde cuando el sol comienza a bostezar,
o cada vez que no encuentro las llaves, 
o cuando la canilla gotea, 
o cuando pasa el tren detrás de casa, 
o cuando Griego me ladra esperando tu caricia.
Sí ciruela, sé que la batalla está perdida de ante mano,
pero todos los lunes comienzo optimista en el oficio de olvidarte,
intentando demoler tu imperio de recuerdos.
Y tal vez los martes pueda postergarte casi por completo,
y los miércoles sólo a la noche tu viento me moleste un rato. 
Claro que los jueves a la siesta, ya flotas por toda la pieza,
y los viernes cuando suena el despertador
 siento que me abrazás pidiéndome diez minutos más.
Los sábados me engaño pensando que Sísifo ya no está maldito,
que realmente puedo llegar a la cima de la montaña,
abandonando esta tonelada de recuerdos y 
 alcanzando cierta paz.  
Pero entonces llega el domingo, 
y con él, tu ejercito de reminiscencias
y mis brazos pierden su fuerza,
y la espalda duele tu falta,
y preparo el mate con tu yerba,
y griego se echa a mis pies,
y abro las ventanas del iris,
y te dejo empaparme por completo,
y entonces te regalo otro domingo, ciruela,
otro domingo más, 
con la triste y dulce certeza de saber 
que serán siempre tuyos, 
otro domingo como Sísifo cargando su roca,
otro domingo con la absurda tarea de olvidarte. 

Emedeerre.






martes, 10 de septiembre de 2013

32 (Y no alcanza)

He multiplicado mi territorio,
expandido mis parcelas,
he conquistado tristezas,
he descartado certezas,
he pedido perdón, 
Y no alcanza.
He sido abrazado por un árbol,
he reído hasta el llanto,
he acariciado una espalda,
he visto la arena caer entre mis dedos,
y no alcanza.
He apagado el despertador a diario,
masticado dolores,
fusilado recuerdos,
decepcionado otredades,
roto promesas,
he jurado para siempre.
Y no alcanza.
He creído en una verdad,
las he negado todas,
he visto una sonrisa perfecta,
la he perdido, 
me he ido y he regresado,
Y no alcanza.
He amado hasta la médula,
he mirado a los ojos, 
he insultado al aire,
he querido morir,
me he reído de ello
y no alcanza.
He dado treinta y dos vueltas alrededor del sol,
me he multiplicado en cada afecto,
he sido inmortal en cada abrazo,
he agradecido cada gesto,
he dejado de buscar el sentido,
he vivido demasiado,
no he vivido suficiente.
Y no alcanza.
He extrañado a mi tía,
he sentido el olor de un libro muerto,
he equivocado la ruta,
 no he llegado a ningún lado,
he descubierto que no era necesario llegar,
Y no alcanza.
He intentado desdibujar los limites de narciso,
he fracasado,
he continuado, 
me he vivido encima todo este tiempo,
la vida me ha elegido como vía,
he devenido en vida.
Solamente queda decir gracias. 
Y no alcanza.

Emedeerre.