"Siempre tuvo poco para dar, y lo dió"
José Larralde
Así fue desde siempre,
cada vez que decía mi nombre completo
que mostraba mi documento,
que llenaba algún formulario, adivinaba la pregunta que
que llenaba algún formulario, adivinaba la pregunta que
después llegaba:
¿Vos sos el hijo del Gallego?
Y si les preguntas a mis hermanos, te aseguro que dirán lo mismo.
¿Vos sos el hijo del Gallego?
Y si les preguntas a mis hermanos, te aseguro que dirán lo mismo.
Así fue desde siempre,
será porque me pasó desde chico que me fui acostumbrando,
y con una tibia sonrisa, con un movimiento sencillo, yo asentía.
será porque me pasó desde chico que me fui acostumbrando,
y con una tibia sonrisa, con un movimiento sencillo, yo asentía.
Asentía preparado para la lluvia de adjetivos que se venían,
Que te conocían de las carreras, de "Agua y Energía"
de la "Pepsi", del pueblo, del club, o de los "Naranjas".
Que tu viejo es un fenómeno, que tu viejo es un tipazo,
que tu viejo me dio una mano, que tu viejo...
Y si yo no lo hubiera visto diría que esto es un cuento,
de esas cosas que se dicen para regalar un gesto.
Pero con los años aprendí a mirarte sin esa distancia
de niño, y comprendí que la gente siempre te agradecía lo
que para vos eran actos cotidianos.
Tu caminar acelerado, el pantalón medio caído,
el teléfono sonando, y un chiste siempre a mano.
Un refrán antiguo, la pasión celeste y blanca,
una transfusión de sangre cipoleña,
tu solidaridad siempre anónima.
Y hace poco, por esas cosas de que el tiempo
nos va aproximando,
una vez más la pregunta eterna:
¿Vos sos el hijo del gallego?
¿Vos sos el hijo del gallego?
Pero esta vez yo no había mencionado mi nombre,
llenado ningún formulario, mostrado mi documento.
Entre sorprendido y risueño afirme.
Se nota: Caminas igual que tu viejo, me respondieron,
acaso sin saber el regalo que me estaban haciendo.
Porque en ese momento lo comprendí todo viejo,
vos marcaste una huella sin buscarlo,
sin querer darle una lección a nadie,
actuando por inercia,
como si la solidaridad fuera un instinto,
multiplicándote en los otros,
sin querer darle una lección a nadie,
actuando por inercia,
como si la solidaridad fuera un instinto,
multiplicándote en los otros,
metiendo las patas en el barro,
dándote hasta los huesos.
Y porque también te equivocaste,
porque caíste y te levantaste.
llenándote de dolores mudos,
tu caminar te hace cada día más humano.
Por eso hoy se me infla el pecho cuando me comparan con vos,
Y porque también te equivocaste,
porque caíste y te levantaste.
llenándote de dolores mudos,
tu caminar te hace cada día más humano.
Por eso hoy se me infla el pecho cuando me comparan con vos,
Por eso esta alegría inmensa de saberme caminando tus pasos,
intentando seguir tu huella,
perpetuando alguno de tus gestos,
sabiéndome afortunado de poder decir,
con un orgullo humilde y sincero:
Si, yo soy el hijo del gallego.
sabiéndome afortunado de poder decir,
con un orgullo humilde y sincero:
Si, yo soy el hijo del gallego.
Emedeerre.
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