lunes, 24 de febrero de 2014

Burbujas

"El amor es cultural" M. Maisa

A veces, hay que subirse sin más.
A veces, hay que dejarse llevar por eso que apenas asoma.
A veces, hay que dejar que el tiempo sea una burbuja.

Y ahí subimos nosotros,
con nuestros kilos de dudas encima, 
con todas las preguntas inútiles,
con las ganas solapadas.
Y entonces la vida una vez más haciendo de las suyas,
una vez más derribando supuestos.

Porque todos los a priori fueron bombardeados
dulcemente por una carambola de gestos,
por un azar transparente,
por una burbuja inmensa, 
 lúdica,
acaso, demasiado real.

Y ahora que todavía estoy empapado,
que siento el gusto al jabón en los labios,
y me resisto a aceptar su finitud,
no puedo evitar esta alegría tan cierta
en la boca de la panza,
una alegría oruga,
tan absoluta como mis manos en su espalda,
tan genuina como un viaje a España

Y como la gratitud es ante todo un derecho,
solo queda darle las gracias,
gracias por jugar conmigo,
por sus dedos entre los míos,
por sus besos que hospedan,
por su sonrisa guason,
por sus silencios azarosos,
gracias por multiplicarse con los míos,
y sobretodo gracias,
por esta burbuja que flota por siempre,
 en todas las terrazas.

Emedeerre.




jueves, 6 de febrero de 2014

Osa

"Necesito más de un litro de te de ti" Rocio Carbajo

Yo no se como pasó,
  pero pasó, osa. 
Supongo que por esos azares que la razón esquiva. 
Pero algo dentro mío lo supo cuando te vió,
con ese instinto osezno que compartimos.
Porque hay rostros que se reconocen sin nombre, sabés,
y yo supe que ahí, 
debajo de esa sonrisa omnipresente,
de esa carcajada constante, 
había un dolor de osa herida,
una fragilidad pretérita que ha aprendido a disfrazarse.
Y no sé qué te paso a vos,
pero me gusta pensar que algo parecido,
un a priori  que tu olfato reconoció en este oso viejo,
esa posibilidad recíproca de ser cuidados, 
esa constante necesidad de multiplicarse.

Y claro que después vino lo otro, 
el contenido que va llenando el tiempo,
esa forma de abrazarnos con las garras
a una vida que a veces duele,
el catarsis cotidiano,
tu guitarra y voz como bandera y miel,
el humor que siempre nos sana y nos salva,
la angustia que se comparte con dos hielos,
la risa mezclada en cualquier llanto. 

Pero todo eso fue después osa,
porque todo eso seguirá siendo tierra
fértil para estos plantígrados cómplices,
anécdotas que irán llenando una forma
lúdica que reconocimos al instante,
como los osos sabés, 
porque entre tanta jungla, disfraz y mascara, 
nos permitimos el abrazo,
y ahora la tierra duele menos,
 ahora tenemos la cotidiana necesidad de escucharnos,
y celebro hasta las vísceras,
el fortuito azar de encontrarte.

Emedeerre.