jueves, 6 de febrero de 2014

Osa

"Necesito más de un litro de te de ti" Rocio Carbajo

Yo no se como pasó,
  pero pasó, osa. 
Supongo que por esos azares que la razón esquiva. 
Pero algo dentro mío lo supo cuando te vió,
con ese instinto osezno que compartimos.
Porque hay rostros que se reconocen sin nombre, sabés,
y yo supe que ahí, 
debajo de esa sonrisa omnipresente,
de esa carcajada constante, 
había un dolor de osa herida,
una fragilidad pretérita que ha aprendido a disfrazarse.
Y no sé qué te paso a vos,
pero me gusta pensar que algo parecido,
un a priori  que tu olfato reconoció en este oso viejo,
esa posibilidad recíproca de ser cuidados, 
esa constante necesidad de multiplicarse.

Y claro que después vino lo otro, 
el contenido que va llenando el tiempo,
esa forma de abrazarnos con las garras
a una vida que a veces duele,
el catarsis cotidiano,
tu guitarra y voz como bandera y miel,
el humor que siempre nos sana y nos salva,
la angustia que se comparte con dos hielos,
la risa mezclada en cualquier llanto. 

Pero todo eso fue después osa,
porque todo eso seguirá siendo tierra
fértil para estos plantígrados cómplices,
anécdotas que irán llenando una forma
lúdica que reconocimos al instante,
como los osos sabés, 
porque entre tanta jungla, disfraz y mascara, 
nos permitimos el abrazo,
y ahora la tierra duele menos,
 ahora tenemos la cotidiana necesidad de escucharnos,
y celebro hasta las vísceras,
el fortuito azar de encontrarte.

Emedeerre.







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