Es difícil ser directo en estos tiempos.
La tarea de vomitar decires francos
cuando la cosa dolió tanto.
Por eso uno anda con eufemismos,
como si todo el dolor pasado
nos obligara a hacer rodeos,
a darle vueltas a los verbos
para no tener tanto miedo.
Quizás sea la experiencia,
eso que llaman madurar,
una adultez cobarde
que nos empuja a tomar distancia,
ignorando acaso,
que el amor es siempre
una nueva infancia.
Por eso cuando te digo lo que te digo,
me miras sabiendo que es otra cosa,
y pones tu cara indulgente,
llenando de paciencia
mis palabras urgentes.
Y cuando te mando un emoticón,
un estúpido corazón que late,
o escribo te quiero de atrás para
adelante,
solo estoy dilatando esta certeza
que me habita desde que tus días
se confundieron con los míos.
Si, es difícil ser directo en estos
tiempos,
esto de permitirse el amor de nuevo,
por eso me lleno de eufemismos,
de circunloquios suaves,
de palíndromos y anagramas,
de cualquier excusa que la gramática
me regala.
Y no creas que es fácil,
ya sabes que vivo atolondrado,
que más de una vez me muerdo la lengua
cuando me abrazas fuerte,
y
me quedo en silencio
callando
este aullido permanente.
Entonces te escribo esta poesía torpe,
este rodeo innecesario,
para que te diga lo que yo todavía no puedo,
porque ya ningún emoticón alcanza,
ni el oreiuq et en anagrama,
y aunque todo el miedo me invada
porque ya ningún emoticón alcanza,
ni el oreiuq et en anagrama,
y aunque todo el miedo me invada
yo te amo desde hace tiempo
y que esta poesía fue solo una excusa
para decirte esas palabras.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario