lunes, 6 de mayo de 2019

Hermano

Afuera llovía y me
dijiste que querías la verdad.
Yo miré para abajo dudando,
pensé en decirte que
eso era imposible,
que apenas éramos
fragmentos,
letras de un abecedario
incompleto,
pero sabía que a esta altura mi respuesta
poco importaba.
Que era absurdo, insistías,
que cómo puede ser
tanto dolor,
tanta cobarde contradicción,
tan poco registro
del otro en uno.
Y se me vinieron
algunas fotos,
imágenes en blanco
y negro de un tiempo
en el que soñabamos ser
eso que nunca fuimos.
Tu voz desgarrada,
tus ojos ahogados,
como buceando vaya a saber dónde,
y entonces yo dije
casi excusándome,
que al carajo con eso de la verdad,
que sólo éramos
este pedacito de tiempo,
esta pequeña pausa
entre tanta miseria,
y te llene el vaso de nuevo,
-mientras la tele de fondo
hablaba del dólar,
de índices y muertos-
y no me salió decirte hermano,
-y no sabés como me arrepiento-
que la verdad debería tener la profundidad de
tus silencios,
y el amor insopoortable de tu mirada.

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