martes, 22 de diciembre de 2020

Reciclado

Después de un tiempo 

la memoria aprende a defenderse. 

Se precipita sin vacilar 

sobre fragmentos de plenitud,

y somete al olvido

-frágilmente-

toda evocación de la tristeza. 


Un mecanismo maníaco,

un modo de detenerse en gestos amables,

instantes de bienestar, 

tiñendo de norma

aquello que fue pura excepción


Por eso quizás mi memoria

insiste en recordarnos así,

sonriendo y agotados 

en ese colchón de una plaza,

tomando el tren a un pueblo antiguo,

o en esa bicicleta de la que caímos 

tantas veces. 


Todo lo otro,

las miserias, 

el golpe bajo, 

el desencuentro lacerante,

la indiferencia abrupta, 

todo eso rara vez vuelve.  


Supongo que está bien así. 

Que es una forma de reciclarse.

Que toda potencia de futuro

se construye sobre ruinas 

a las que ya no queremos volver. 


Quizás por eso mi mente enterró

en lo mas profundo el dolor 

que nos causamos, 

y solo evoca, 

-cada vez con mayor intermitencia-

los breves momentos de sosiego que nos dimos.

De otro modo sería insoportable.

En mi presente no habitabas vos. 


    


 


viernes, 11 de diciembre de 2020

Nadie, nunca, jamás

Estaba convencido que si teníamos el por qué,

encontraríamos el cómo. 

Confiaba en que era cuestión de tiempo hasta

que vos encontraras tu manera. 

Juré que mi intensidad nos abarcaría. 


Claro que ahora sé que fue una estupidez. 

Que toda muerte llega después. 

Que hay momentos en que el yo

se pronuncia en nombre del nosotros,

y tuve la soberbia  de jurar que nadie,  

jamás, nunca, 

como yo.  


Ahora, con la memoria desteñida, 

solo queda decirte que lo creía en toda la piel.  

Y aunque vuelvas como ficción,  

yo no mentía, 

solo que las verdades cambian. 


No se trataba del cuánto,

ni del por qué. 

Siempre fue el cómo. 

Lleva una vida aprenderlo.