Era tan poco lo que te pedía.
Apenas una mirada,
un gesto frágil,
un pedacito de futuro.
Era tan poco,
una palabra temprana,
una coincidencia,
una oportunidad genuina.
Era tan poco,
lo mendigué tantas veces,
de tantas maneras,
que me convencí que lo importante
era lo que no me dabas,
y no lo que yo ofrecía.
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