viernes, 26 de abril de 2019

Indiferencia

No eras vos,
Era yo.
Aunque me enojara
y maldijera,
y te llorara.
No,
no eras vos,
ni tus quizás
ni tus tal vez,
ni tus no sé.
El problema era mi
cachorra esperanza.
Aunque viera asomar tus dudas,
Aunque tu silencio era noche,
y tu respuesta demora,
el problema nunca estuvo de tu lado.
El problema era yo,
y mi amor tuerto.
Por eso te esperé,
Me aferré a invisibles gestos,
y entendí proximidad
cuando vos decías distancia.
Y ahora que ya no espero,
y aprendí que la obstinación
poco tiene que ver con el deseo,
me dan ganas de darte las gracias.
Por tú delicada indiferencia,
por aquel dolor maestro,
por enseñarme sin saberlo
que al amor no se llega;
el amor te alcanza.

lunes, 15 de abril de 2019

Sísifo

Ya no es un peso insoportable,
ya no me siento Sísifo
cargando una roca con tu nombre
en mi espalda,
ya no me duele el tiempo
muerto,
pero algunos de tus gestos
todavía vuelven.

Cuando estoy en el patio en silencio,
o le doy de comer al perro,
o mis pies
se estiran en la cama,
aparecen como fantasmas,
tus restos.

Son pedacitos,
pequeños fragmentos,
astillas de nosotros
que debés en cuando
me sorprenden descalzo,
y muerden las plantas de mis días.

Y aunque ya no peses,
y te diluyas de a poco,
y tus recuerdos
aun sobrevuelen,
de algún modo
me emociona esta forma
de perderte.

Sin tragedias,
ni reproches,
ni eufemismos,
con el sosiego
de saber que el amor que nos contuvo,
hoy nos aleja.
Un amor mucho más
grande que nosotros dos. 














miércoles, 10 de abril de 2019

Ineficencias

Pierdo el tiempo,
lo sé.
Y también sé que puede
molestar este antojo
de andar defendiendo lo inútil.
Esto de entretenerme en el ejercicio
de no hacer nada,
este trastorno de inactividad.
Es decir,
soy proclive a las siestas con mis gatos,
insisto en tararear siempre las mismas canciones,
releo siete veces un
párrafo hasta encontrarle
su perfecta música,
imagino conversaciones con mis amigos
y me siento con el mate a diario
a mirar el limonero que no crece.
Y me pongo a pensar cada cosa entonces:
Cómo hará la niñez
para defender su infancia,
por qué los despertadores
son tan violentos,
a dónde van los trenes
que pasan sólo una vez,
o qué fue primero;
la miseria o los miserables.
Y como no podré
esquivar los diagnósticos,
-esa manía que tiene
el mundo de enfermarlo todo-
seguiré perdiendo el tiempo,
abrazándome a lo inútil
como de una almohada,
haciendo de la ineficacia un
refugio,
de la pereza un horizonte,
y te seguiré esperando cuando el sol caiga,
para preguntarnos como niños,
si ganarse la vida
es lo mismo que vivir.

jueves, 4 de abril de 2019

rotos

Yo que hice fui inmortal tantas veces. Yo que hice el amor, deseé, sudé y prometí en vano. Yo que fui eterno Ahora me pregunto
por dónde. Ni el deseo Ni la palabra Ni la piel explican esta duda ciega, esta pura ignorancia. Yo que fui inmortal y tiré sobras y regalé secretos hoy me vuelvo austero pongo candados miro para abajo solo me abrigo. Yo que amé omnipotente y creí ser para siempre -como una excusa-
y me cuesta el perdón e insisto en tener razón
como si fuera tener algo,
me aferro a la fe
de los míos,
mis lisiados,
mis frustrados,
mis amigos.
Y grito con ellos, ladramos,
como hermanos,
celebrando resacas,
para volver a empezar,
con los huesos rotos,
la risa húmeda,
la memoria temblorosa,
y la infantil esperanza
de ahuyentar la muerte.