Yo que hice fui inmortal tantas veces.
Yo que hice el amor, deseé,
sudé y prometí en vano.
Yo que fui eterno
Ahora me pregunto
por dónde.
Ni el deseo
Ni la palabra
Ni la piel
explican esta duda ciega,
esta pura ignorancia.
Yo que fui inmortal
y tiré sobras
y regalé secretos
hoy me vuelvo austero
pongo candados
miro para abajo
solo me abrigo.
Yo que amé omnipotente
y creí ser para siempre
-como una excusa-
y me cuesta el perdón
e insisto en tener razón
como si fuera tener algo,
me aferro a la fe
de los míos,
mis lisiados,
mis frustrados,
mis amigos.
Y grito con ellos,
ladramos,
como hermanos,
celebrando resacas,
para volver a empezar,
con los huesos rotos,
la risa húmeda,
la memoria temblorosa,
y la infantil esperanza
de ahuyentar la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario