Yo, lo que haría en tu lugar...
me dijo.
Vi al mundo empalidecer
y a los pájaros huir
a tiempo.
Tenés que madurar
insistió,
y el mar hizo silencio
mientras mi boca gemía de sed.
La verdad es...
dijo después
y a esa altura,
el perro escondía su cola
y una sombra lo envolvía
todo.
¿Entendés lo que
te quiero decir?
finalizó
y yo pensé en una sábana
que me devolviera a mi infancia.
Un último consejo, agregó
y yo,
apunto de ser asfixiado,
empecé a correr.
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