martes, 18 de febrero de 2020

Red

Mamamos la hostilidad como lazo,
el éxito como horizonte,
el mérito como mandato
y creímos,
de verdad creímos,
que el mundo estaba hacía adelante.

Nos dijeron progreso,
futuro,
y desarrollo individual.

No nos hablaron
de la mamífera necesidad de ser manada,
de la ternura que cabe en un gesto,
ni de los infinitos otros
que nos habitan. 

Nadie nos dijo de la fragilidad
de los cuerpos,
de las múltiples formas
que encuentra el deseo,
y que el fracaso es un invento
de la moral.

Y claro que duele
el tiempo perdido,
la violencia derramada,
las vidas mutiladas,
en nombre de un individuo
que no existe.

Pero quizás todavía estemos
a tiempo de mirar a nuestros lados,
de entender que nadie crece
para arriba,
sino hacia sus costados.

Quiero decir,
una ética horizontal.
Siendo nudos con
el de la lado,
porque nadie sana solo.

Un red invisible
de lazos que nos sostienen
y nos alojan.
Pura multiplicidad.

Si, una red.
Trapecistas cayendo en picada
seguros de la mano
que vamos a encontrar.









 









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