lunes, 2 de marzo de 2020

Recaída

Fue dura la abstinencia.
El cuerpo me temblaba.
lloraba a diario,
algunos amigos se cansaron
de mis mentiras,
mis recaídas,
hasta yo dudé de mi,
pero hoy puedo decir
que estoy limpio.

Sí, estoy limpio.
Fueron setecientos días.
Siento que merezco mi medalla.
y el aplauso del grupo de
neuróticos anónimos.

Ya no entro a tu muro,
no miro tus historias de instagram,
ni tu última hora de conexión.
Ya no paso por el bar donde
nos conocimos,
ni me tomo el colectivo
para ir a nuestra plaza.
Apenas si te sueño.

Y ahora que ya no te siento en mi cuerpo,
ahora que pasaron los temblores,
y la sed insoportable por verte,
ahora que finalmente me desintoxiqué,
siento que es hora de volver a intentarlo.

Pero quizás antes,
debería mandarte este mensaje por privado.
Si, eso.
Entrar un segundo por un instante a tu muro.
Ver una foto,
una sola,
mandarte este mensaje.

Aunque ahora me duela la panza
viéndote sonreír en esa playa,
y me transpiren las manos mientras te escribo,
y me vuelva a preguntar por qué,
y le diga a mi amigo que estoy en casa
mientras me subo al colectivo,
y me siento en nuestro banco de la plaza
con la esperanza de cruzarte,
y me repita temblando que fueron
casi setecientos días sin pensar en vos.














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