domingo, 27 de septiembre de 2020

Mantra


El tiempo acomoda las cosas,

repetíamos como un mantra.  

Un modo cobarde de nombrar  

lo innombrable. 

Un eufemismo para escapar 

de nosotros mismos.   


Entonces los días siguieron con su trote monótono.

Los horarios pegados en la heladera, 

los gestos edulcorados,  

la mirada esquiva, 

la rutina como un revotril silencioso.


Aunque las cosas no se acomodaban,

repetíamos el mantra, 

Y la piel seguía distante, 

la complicidad trunca,

del deseo muerto, 

el futuro opaco.   


Al final, 

las cosas se nos vinieron encima,

escombros de lo no dicho, 

y solo bastó miramos fijo 

para aceptar que el tiempo 

siempre fuimos nosotros, 

sin fuerzas para sostener 

el amor que se derrumbaba.   

 



miércoles, 16 de septiembre de 2020

Baldosas


Cuando era  chico iba al almacén 

jugando a no pisar

las líneas de las baldosas,

pero siempre en algún momento perdía.

Entonces miraba para el costado asegurándome

de que nadie me viera,

y volvía a empezar.  


Cuando tiraba al aro en el patio de casa, 

prometía que si embocaba diez veces seguidas

mamá y papá dejarían de pelear. 

Nunca las embocaba, 

entonces cambiaba la reglas,

me permitía errar tres veces, 

Me daba otra oportunidad.


Me pasa ahora,

cuando sé que tengo que sentarme

a escribirte y no lo hago.  

Me invento una excusa.

busco algo me distraiga. 

me doy unos días.


Me hago trampa desde que soy chico.

No es por maldad,

así aprendí a defenderme.  

Quizás porque me duele no poder.  

Como aquel niño saltando entre baldosas,

permitiéndose una vida más.



martes, 1 de septiembre de 2020

para siempre

 Está bien, lo reconozco.

Yo dije que era para siempre.

¿Pero era aquello una mentira?


No. 

Todo mi cuerpo lo decía. 

Mis manos eran un ciempiés 

sobre tu espalda, 

cada paso, el primero. 

Y un Dios en el que ya no creo, 

sabe que era cierto.   


Si, yo dije que era para siempre

y no mentía. 

Por más que me advirtieras,

y lo negaras sonriendo,

y me trataras de ingenuo. 


Lo dije con la imprudencia

que da tanto futuro por delante.  

Con la confianza ciega

del que arriesga más de lo que tiene.  

Yo te dije que era para siempre,

aunque insistieras en que eso no existía,

aunque al final tuvieras razón.   


Lo dije y lo sostengo. 

Como lo hice aquella, 

y como lo hago cada vez. 

Con otra fuerza,

a otro rostro, 

a otra piel. 


Con la misma torpeza,

la misma esperanza,

la misma fe. 

¿O acaso hay otro modo?