martes, 1 de septiembre de 2020

para siempre

 Está bien, lo reconozco.

Yo dije que era para siempre.

¿Pero era aquello una mentira?


No. 

Todo mi cuerpo lo decía. 

Mis manos eran un ciempiés 

sobre tu espalda, 

cada paso, el primero. 

Y un Dios en el que ya no creo, 

sabe que era cierto.   


Si, yo dije que era para siempre

y no mentía. 

Por más que me advirtieras,

y lo negaras sonriendo,

y me trataras de ingenuo. 


Lo dije con la imprudencia

que da tanto futuro por delante.  

Con la confianza ciega

del que arriesga más de lo que tiene.  

Yo te dije que era para siempre,

aunque insistieras en que eso no existía,

aunque al final tuvieras razón.   


Lo dije y lo sostengo. 

Como lo hice aquella, 

y como lo hago cada vez. 

Con otra fuerza,

a otro rostro, 

a otra piel. 


Con la misma torpeza,

la misma esperanza,

la misma fe. 

¿O acaso hay otro modo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario