Yo sé que vos tal vez esperabas otra cosa.
Que te gustaría la luna,
que te hable del amor infinito,
y que le ponga tu nombre a una estrella
mientras miramos el cielo.
Yo sé que tal vez te gustaría escuchar más certezas
de mi boca,
que describa una pasión arrolladora,
y te haga promesas de amor eterno.
Pero nada de eso hoy me nace.
Es que ya intenté bajar muchas lunas,
ya dilapidé estrellas mal bautizadas,
ya prometí infinitos con la pedante juventud
de creer saberlo todo.
Pero hoy no puedo,
hoy no quiero.
Y como no puedo regalarte nada de eso,
como algo de mí aprendió que el amor
merece más gestos y menos juramentos,
te ofrezco este amor sin pretensiones.
Porque aunque no te pueda bajar la luna,
puedo apoyarte mi mano en la panza
mientras esperamos que el dolor se vaya.
Aunque ya no pueda prometer el infinito,
puedo preparar el mate cuando andás cansada,
y llenarte de besos la cara cuando me contás
como te entristece el sufrimiento ajeno.
Ya no puedo asumir la prepotencia de
amar para siempre,
No puedo exigir que vengas a completar mi mundo,
pues quizás el pasado nos enseñó a ambos
que el amor es más sano
cuando se asume incompleto.
Yo sé que tal vez esperabas otra cosa,
una pasión que desborde,
un futuro concreto
y que probablemente no sea el hombre de tus sueños,
pero ya no sé prometer lo que no tengo,
entonces te ofrezco este calor sincero,
un abrazo buscapina cuando te haga falta,
una mirada atónita cuando sonreís en silencio.
te regalo este amor modesto,
y estas ganas profundas
de querer verte reír todo el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario