Cuando
tenía quince años encontré en la biblioteca de mi tío Evaristo un
libro de con tapa de cuero que llamó mi atención. Resultaron ser las poesías completas de Gustavo Adolfo Bécquer. Y pese a que a mí por entonces no me gustaba la poesía -me gustaba
Stephen King-, y como ahora, me costaba entender de que se trata eso
que llaman poesía, estuve un rato largo leyendo. Naturalmente no
recuerdo mucho esos poemas, pero quedo en mi cabeza un
fragmento que me gustó bastante, uno que
terminaba diciendo:
¿Qué
es poesía? ¿y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú."
Aunque
era medio cursi, en ese momento pensé que sería un buena frase para
regalarle a alguna chica cuando estuviera enamorado. Por eso la
memoricé. Además por esos tiempos me gustaba memorizar frases y
después repetirlas delante de mis amigos. Supongo que era una
pedante y adolescente manera de parecer inteligente.
Con
el correr de los años también olvidé la mayoría de esas frases,
aunque todavía algunas de ellas aparecen en mi cabeza cuando me
estoy por dormir.
Por
eso quizás anoche, mientras repasaba en mi cabeza lo que fueron estos
días, mientras repasaba una y otra vez momentos que probablemente
guarde en lo más profundo de mi historia, momentos de la que fuiste
artífice, cómplice y testigo, esa frase de Bécquer vino a mí
cabeza.
Porque
hoy que mis amigos y mi familia me cuentan lo que hiciste para que todo saliera bien, para que nada arruine la
sorpresa que imaginaste, empiezo a entender el stress de los días
previos, mientras yo era, otra vez, una sola contradicción. Y
pienso en tu mano en mí espalda la noche anterior cuando me viste
angustiado y me decías que me estuviera tranquilo, que ya iba a
volver a estar con los míos. Y vuelve a mí el momento en que abrí
la puerta de casa, y vi a mí viejo, a mí sobrina y mí hermanito,
y yo sin poder contener el llanto, ese llanto que vino desde adentro
y era pura pulsión. Y un rato después vos que me volvés a engañar
con no sé que excusa para aparecer más tarde con mi otro hermano y
mi ahijado y yo no pueda comprender otra vez que está pasando, como era
posible que estuvieran conmigo tantos de los que hace unas horas
nomas estaba extrañando.
Y
ahora que sé que estuviste detrás de todo esto, en cada detalle,
con esa constante necesidad de cuidarme que tenés desde que empezamos
a estar juntos, de hacer carne esas frases que me gustan y repito,
esa de que el amor es un acto, o esa otra que dice que el amor es un
gesto cotidiano, ahora que estoy por publicar mi segundo libro de
poemas aunque siga sin saber bien que es la poesía, ahora entiendo
porque anoche me vino esa frase que leí hace tantos años en
la casa de mi tío Evaristo.
Porque
quizás la poesía no se trate tanto de metáforas precisas, de
abstracciones bellas, de simétricos versos, sino que la poesía sea
acaso una forma de estar en el mundo. Una búsqueda lúdica de la
ternura. Quizás lo poético sea hermano de lo ético y entonces no
se trate tanto de palabras sino de actos, de esos que haces a diario, tu manera de entender la vida, tu esfuerzo por aliviar el dolor ajeno. Es decir quizás la poesía tenga mucho de tus modos, tu
capacidad para embellecer los días pese a tanta indiferencia, tu
lenguaje permanente de gestos amorosos para los que te tenemos cerca.
Sí,
tal vez por eso anoche me vino esa frase mientras te veía dormir.
Aunque todavía suene cursi, aunque haya permanecido todos estos años
en el olvido. Como aquel adolescente que guardaba frases para
cuando estuviera enamorado, ahora entiendo porque anoche entre sueños
esa se me repetía, ahora entiendo finalmente a Bécquer, ahora entiendo mientras te miro, de que se trata la poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario