La ausencia del afuera
retumba puertas adentro.
Todo lo que hacemos,
lo que sentimos,
lo que pensamos,
vuelve amplificado,
como un eco íntimo y extraño.
retumba puertas adentro.
Todo lo que hacemos,
lo que sentimos,
lo que pensamos,
vuelve amplificado,
como un eco íntimo y extraño.
Y en esta caja de resonancia
en la que se han vuelto los días,
algunos gestos se potencian.
Las ausencias son truenos
que nos sobresaltan,
los afectos inundan la memoria,
y los los recuerdos se vuelven el
mapa de regreso de lo que una vez fuimos.
en la que se han vuelto los días,
algunos gestos se potencian.
Las ausencias son truenos
que nos sobresaltan,
los afectos inundan la memoria,
y los los recuerdos se vuelven el
mapa de regreso de lo que una vez fuimos.
Y encuentro cierto placer en ello.
La prueba concreta de que es cierta
esa neurótica idea de que uno valora
lo que tiene,
recién cuando lo pierde.
La prueba concreta de que es cierta
esa neurótica idea de que uno valora
lo que tiene,
recién cuando lo pierde.
Pero las puertas volverán a abrirse,
y volverán los viejos hábitos,
el tiempo escaso,
y la tendencia a inventar coartadas
para estar solos.
y volverán los viejos hábitos,
el tiempo escaso,
y la tendencia a inventar coartadas
para estar solos.
Y entonces podremos escapar
de nosotros mismos.
El ruido extranjero será la manera
de diluirnos, otra vez,
en la hostilidad del mundo.
de nosotros mismos.
El ruido extranjero será la manera
de diluirnos, otra vez,
en la hostilidad del mundo.
Mientras tanto seguiré atento
a esta reberverancia,
al susurro que me recuerda
que soy un eco.
El tartamudeo débil de todas
las voces que llevo dentro.
a esta reberverancia,
al susurro que me recuerda
que soy un eco.
El tartamudeo débil de todas
las voces que llevo dentro.
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