Quiero
entender y no entiendo
Y esa ignorancia que me
condena es a su vez
un horizonte posible.
La presencia de lo incierto me llena de potencia.
Como si algo de esa pequeña nada
que es existir
ya no debiera ser explicado.
Entonces repito palabras que no
son mías,
que
nunca podrán serlo
porque no hay nada que pueda
ser poseído sin ser lastimado.
Entonces renuncio a poseer
palabras,
a escupir definiciones,
a prostituir explicaciones,
a vomitar verdades,
a lesionar otredades.
Pero en esta profunda soledad
a veces asoma en el fondo de todo
lo inexplicado,
de todo lo no dicho,
de todo lo innombrable,
una tibia esperanza de lo cierto.
Un trocito de verdad.
Pero como toda ilusión es
efímera,
esa verdad también se esfuma
y miro otra vez al techo
y ya no duele el tiempo
y no me perturba el futuro
y me
quedo solo en la cama
con ese hermoso verbo que es
dudar.
Emedeerre.
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