jueves, 29 de junio de 2017

Rodolfo

Rodolfo tenia 92 años,
y sus últimas palabras
antes de pegarse un tiro fueron:
"este es mi destino".

¿Entendés el horror?
Pegarse un tiro en la cabeza
nunca puede ser el destino de la vejez,
nunca puede ser un destino.

¿Un tiro en la cabeza, entendés?
No hay metáfora posible en esto.
No hay chicana partidaria acá,
se rajó un tiro en la cabeza
en una oficina pública, ¿entendés?

¿No te duele?
¿No te da vergüenza?
¿No te da asco lo que somos?
¿seguís creyendo que sos apolítico?
¿seguís pensando en lógicas binarias,
mientras la gente se mata
o se muere de hambre?

¿Vas a hacer zapping?
¿o vas a hacer un tweet
cínico y canchero
sobre un hombre que
se pegó un tiro en la cabeza
cansado de luchar?.

¿Cuál es el límite ético?
¿Hay alguno?
¿No se te revuelve el estómago?
¿No te invade la angustia?

¿Vas a hacer silencio cómplice otra vez?
¿Vas a decir que todos son lo mismo?
¿Vas a decir que la política no te importa?
¿Te moviliza alguna otra cosa que no sea el
dinero y el rencor?

Se pegó un tiro en la cabeza, ¿entendés?
No hay metáfora.
No hay poesía.
Si hay mucho dolor,
Si mucha angustia,
Si mucha impotencia.

Se pegó un tiro en la cabeza,
diciendo "Este es mi destino".
¿no escuchas las desesperación en ese disparo?
¿No vas a gritar que paren?
¿Entendés la crueldad que nos habita?
Yo no.










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