lunes, 12 de junio de 2017

Higui

Hace unos meses tuve que buscar la noticia de quien era Higui y así pude enterarme como estaba presa por defenderse cuando diez tipos la quisieron violar, mientras le decían que la iban a "hacer sentir mujer, lesbiana de mierda" y enterarme como defendiéndose mató de una puñalada en el pecho a uno de los diez tipos que querían violarla. 
Y tuve que buscar en las redes para averiguar quien era Higui porque en la tele no salía nada. Ahí me enteré que Higui es mujer, es pobre, y es lesbiana, todas figuras de la alteridad negada. También me enteré que Higui en realidad se llama Eva, pero le dicen Higui porque le gustar jugar al fútbol y le gusta atajar, como Higuita, el arquero Colombiano que invento el escorpión, esa famosa atajada.
Claro que de todo esto me enteré por las noticias que compartían mis amigxs en las redes, es que en la tele no salía nada, es que capaz el intento de violación de una mujer pobre y lesbiana no garpa ni da rating, y seguros están preocupados por el Bailando de Marcelo que ya va por su centésima temporada. 
 Y hoy de pronto después de tantos meses, mi muro esta inundado con la noticia de que Higui quedó en libertad (al menos hasta el juicio). Y mis amigxs, las que desde el principio fueron parte de la lucha, festejan, celebran, comparten otra vez su foto, cuentan de sus lágrimas, de su emoción, y se hermanan. 
Y yo, machito heterosexual, blanco y clase media que fui viendo todo el proceso por las redes, (o en los medios alternativos, porque como ya les dije, en la tele nunca salía nada), que veía como pedían libertad en cada marcha a las que tampoco fui porque siento que no es momento de ser centro, sino de aguantar la periferia (aunque algunos amigxs se enojen por esto), yo que compartí alguna que otra noticia de esas que compartían mis amigas en las redes pidiendo la libertad de Higui, yo siento una alegría profunda, de esas alegrías que abren un poco el horizonte en estos días de odio, una alegría que convive con un poco de vergüenza, como queriendo no meterme del todo en un festejo que no me merece pero comparto. 
Porque hace meses vengo viendo amigxs pidiendo su liberación en las redes, amigxs poniendo el nombre de Higui en su foto de perfil, amigxs pidiendo su libertad en todas las marchas.
Y hoy que Higui quedó libre, hoy que mi muro está inundado por la alegría de las que pelearon desde el principio por su libertad, hoy que este sistema jurídico hipócrita y patriarcal tuvo que retroceder ante la organización de tantas y tantas mujeres que no paran de juntarse para subvertir esta moralidad perversa, imponiendo cuerpo a cuerpo un nuevo orden ético pese a que todavía las matamos a diario, pese a que deban soportar la misoginia de aquellos que las llaman feminazis, (quizás temerosos de lo se viene), hoy que Higui quedó libre y se podrá abrazar con todas las que por ella marcharon, con su cuerpo de mujer pobre y lesbiana, un cuerpo cargado con siglos y siglos de violencia naturalizada, hoy que cuando Higui termine de llorar y abrazarse, se podrá poner los guantes y atajar en un picado con las pibas, hoy la justicia es un poco menos ciega.
Y hoy escribo todo esto porque la alegría es también una forma de la resistencia, y porque siento que hoy la puñalada de Higui es la puñalada de tantas y tantas que luchan para no vivir con el miedo cotidiano de ser violadas, empaladas, o asesinadas, una puñalada directo al corazón de este sistema clasista y macho, que por un momento fue vencido por la sororidad de las que lograron que Higui este libre finalmente, aunque no salga en la tele, aunque apenas salga en los diarios, aunque a muchos les indigne la puñalada mortal de una mujer que no dejó que la violaran, aunque a muchos les duela la libertad de una mujer pobre y lesbiana.

Matias de Rioja

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