miércoles, 30 de octubre de 2019

insignificante

A veces me traiciona cierto reflejo del ego.
Un mecanismo pedante para
mostrarme mejor de lo que soy 
y entonces me descubro
defendiendo una idea con dureza,
con la violencia de quién
tiene algo importante para decir.

Y cuando caigo en esto,
cuando me tomo demasiado en serio,
me invade la vergüenza.

Porque no es cierto que sean tan valiosos
mis pensamientos,
no hay tal profundidad en mis
reflexiones,
no son tan originales mis ideas.
Justo yo,
que apenas soy un débil eco
de otras voces.

Acaso entonces haya que
asumirse insignificantes,
sabernos prescindibles,
reconocer que no hay verdad que nos soporte
y que nuestra voz se diluye como cualquiera. 

Quiero decir,
tal vez imponer nuestras verdades
con prepotencia,
sea una de las formas del miedo.
Y asumir que quizás 
nunca se trata de lo que
tenemos para decir,
sino de todo
lo que sabemos escuchar.

















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