Salgo del trabajo con hambre. Camino por Corrientes hasta el obelisco y en el camino me topo con una fila de casi una cuadra. Pienso que esperaban a algún famoso, pero no. Una chica me dice que buscan cajero en una farmacia, que hacen cola desde la seis de la mañana. Me meto en el Mc donalds de 9 de Julio y Corrientes. Antes de entrar esquivo a una mamá con dos chicos pidiendo monedas. Pido el combo del día: una Big Mac. Me siento contra una ventana mirando hacia afuera. Una columna de gente con carteles de Barrios de Pie viene caminando por 9 de Julio y amenaza con cortar la calle. La Policía hace una barrera para evitarlo. Pienso que tendré que apurarme o no voy a poder tomar el colectivo. Chequeo Instagram un rato y me llegan unas ofertas de Despegar para ir a Rio de Janeiro. El pasaje sale el triple que lo que pagué hace dos años. Un señor de traje que come lo que supongo es una McNifica, mira fijo para fuera a la gente que a esta altura ya corta el metrobus. Me mira y dice: "Negros de mierda". Me quedo callado mientras termino mis papas. Un nene vendiendo medias me pide si le puedo comprar algo de comer. El seguridad se acerca y lo saca del local apresuradamente. Reviso mi billetera. Me quedaban cien pesos y tengo que cargar la Sube. La tengo en menos cuarenta pesos. Salgo del local y cruzo entre el medio de manifestación. Me llama la atención una señora amamantando a dos nenes a la vez. Cargo cincuenta pesos en la Sube y voy hasta la parada del 17. La cola es larga y no sabemos si el colectivo podrá pasar. Una chica delante mío se saca una selfie con el obelisco y la gente detrás. Después manda un audio: "Acá con los grone de fondo". Miró mi celular; poca batería. Un señor se acerca y tímidamente me pide diez pesos para cargar la sube. Busco unas monedas en mi bolsillo, no llego a los cinco pesos. Saco el billete de cincuenta y se lo doy. Me agradece con una sonrisa; yo siento vergüenza. Saco el libro de la mochila justo cuando llega el colectivo.
Subimos. Quedo apretado contra la puerta. El colectivero espero una orden de la policía y pasa lentamente por el medio de la marcha. Una mujer policía golpea con la cachiporra a una de las manifestantes. Un nene llora a su lado. Leo algunos de los carteles. Me detengo en uno que dice: "El hambre es violencia". Finalmente pasamos y la señora que estaba sentada en la primera fila dice al aire: "Vayan a trabajar vagos de mierda". Una piba a su lado le dice que es gente que tiene hambre y se arma una discusión. Yo quiero meterme, pero me quedo callado cobardemente. Intento abrir el libro pero el bondi está demasiado lleno. Espero hasta Constitución donde siempre baja mucha gente. Logro acomodarme en el medio del colectivo apoyado contra la barra para discapacitados y sacar el libro. Un señor mayor pide permiso al colectivero y comienza a relatar que PAMI ya no le cubre la medicación, si podemos ayudarlo con una moneda. Me escondo en el libro. Llegando a Avellaneda otro corte. Empleados de una fábrica cortando el acceso. Después me entero que eran de la fábrica de Heladeras Siam. Despidieron ochenta trabajadores. Logramos pasar a los veinte minutos. Llegando a casa recuerdo que no me queda alimento para las gatas. Entro al pet shop a la vuelta de casa. El alimento que compraba siempre volvió a aumentar asi que compro el más barato. Salgo y en la carnicería de la esquina hay cola. Me acerco. El kilo de milanesas está en oferta me dice una vecina. Entro a casa, y veo una factura de luz. La dejo sobre la mesa. Le doy de comer a las gatas y pongo el agua para el mate. Casi no queda yerba. Rescato un culito que me quedaba en una lata. Prendo el tele y abro la factura. Cinco mil pesos de luz. Pienso que voy a tener que postergar la compra de un par de libros. Saco la pava del fuego y me cebo un mate. En el noticioso dicen que hay cuatro millones de pobres nuevos. Pienso que Uruguay tiene tres millones y medio de habitantes. Cambio de canal: El presidente dice que si se puede.
Súbitamente siento un revuelto en la panza, corro hasta el baño y vomito la Big Mac. Vuelvo a sentarme con la pava y el mate. Una de las gatas se me sube a upa. Me largo a llorar.
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