Que locura levantar muros.
medicar infancias,
y viven a doce cuotas.
Estos, los portadores tácitos
de la verdadera locura,
estos que sienten con los bolsillos.
que insensibilizan a sus hombres,
que cosifican lazos,
y se duermen a rivotril,
son los que reprimen
afuera y adentro de una normalidad
que ellos mismos inventaron.
de la verdadera locura,
estos que sienten con los bolsillos.
que insensibilizan a sus hombres,
que cosifican lazos,
y se duermen a rivotril,
son los que reprimen
afuera y adentro de una normalidad
que ellos mismos inventaron.
Y esta locura,
la que no se
encierra,
pero todo lo
encierra,
detesta los rostros desdentados,
los cuerpos mutilados,
el roce con aquellos
que denuncian su hipócrita
moral burguesa
los cuerpos mutilados,
el roce con aquellos
que denuncian su hipócrita
moral burguesa
y entonces vomita manuales,
multiplica
miedos,
prioriza estéticas,
aísla
sufrimientos,
silencias voces,
teme,
excluye
y elimina
alteridades.
Si, la locura nunca habitará los manicomios,
la locura nunca fue ni será lo que dicen los diagnósticos.
la locura nunca fue ni será lo que dicen los diagnósticos.
Locura es quizás,
la cobarde palabra que eligen los miserables de turno.
la cobarde palabra que eligen los miserables de turno.
Locura es el nombre
que le da la normalidad a todo lo que no entiende.