"Para cambiar este mundo todos tendrían
que besarte lento, ahora y ya"
Todos con vos. Ber Chese
A veces te miro en la cama y me invade una culpa inmensa.
Te miro y pienso que no está bien
tenerte sola para mí,
que esta calma nuestra debería pertenecerle al mundo.
Quiero decir, si fueras del mundo,
si este egoísmo crónico me permitiera compartirte,
si este egoísmo crónico me permitiera compartirte,
si esta belleza
pudiera socializarse,
tu espalda seria el mapa de regreso
para aquellos que perdieron la razón.
Si todos
pudieran conocer tus labios,
ahogarse en tu saliva,
morirían las
falsas explicaciones,
los gritos insolentes,
los gritos insolentes,
la violencia de los discursos.
Tengo la profunda certeza de que los días dolerían menos,
mucho menos,
si fueran cuidado por
tus manos,
si fueran mirado por tus ojos.
si fueran mirado por tus ojos.
No sé por qué insistís en estar
conmigo,
en dormir en mi cama,
en regalarme tu universo.
Y ese cotidiano gesto me
parece oneroso,
demasiado premio para estas viejas manos,
entonces un pequeño sentido
altruista insiste
en abandonarte,
en pensarte como medicina para el
dolor del mundo,
para que otros puedan ser sanados,
para que a otros le tiemblen las
piernas,
para que otros te vean dormir abrazada a la almohada,
para que otros tengan esta paz.
Pero entonces abrís los
ojos,
despertándote de a poco,
despertándote de a poco,
y me bostezas sonriendo,
mientras me acaricias el pelo.
Entonces me olvido del dolor del mundo,
desaparece toda culpa,
ignoro el altruismo,
y te preparo unas tostadas
con manteca y miel.
con manteca y miel.
Matias de Rioja.
¡Bello... bellísimo!
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