"Creo y con eso basta" Rodolfo Paez.
El precipicio cotidiano dilata las pupilas
quebrando los parpados,
el monstruo de la duda observa el
abismo
y da un paso hacia adelante,
y uno siente la falta de verdades
absolutas,
como absoluta verdad.
¿La realidad?
Una ironía maciza,
una trompada en el hocico,
una boca llena de sangre
unos labios partidos,
un rostro necesario.
Sintiéndonos dueños de un pasado
irreversible y absurdo,
caminamos sobre la arena movediza
del tiempo
y Cronos viejo y cansado,
nos
interpela:
¿Para qué?
¿Con quién?
¿Hacia dónde?
¿Hasta cuándo?
Unos esbozan respuestas tibias,
manoteando la certeza que tienen más
a mano.
Los explicadores de turno vomitan
las recetas de siempre,
esas que nunca sienten.
Otros levantan sus hombros
indiferentes.
indiferentes.
Y unos pocos,
sabios en su ignorancia,
todavía miran a los ojos
y defienden silencio.
sabios en su ignorancia,
todavía miran a los ojos
y defienden silencio.
¿La verdad?
una bolsa de cemento,
un plato lleno,
un plato lleno,
una sonrisa que vuelve,
un abrazo a tiempo,
un poema por si acaso.
un poema por si acaso.
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