Todo borde supone dos lados.
Y en
esta suposición habita el límite entre
todo lo que vive, y todo lo que
muere.
Así una mano que camina por una
espalda evita
llegar al límite de
su curvatura para no morir.
Así, una mirada que se sostiene
sabe que un rostro sonrojado
es el borde de una soledad que
mañana no existirá.
Así, quienes cierran sus
puertas de espalda al sol,
son cómplices ingenuos
de una muerte de la que creen esconderse.
de una muerte de la que creen esconderse.
Todo borde supone dos lados.
Así, quien renuncia a la potencia
de un
gesto, habitara al lado de la
muerte.
Así, quien siembra terror en una
niñez
por siempre incompleta,
será también,
un triste soldado de lo siniestro.
un triste soldado de lo siniestro.
Todo borde supone dos lados.
La comisura de un labio es el
borde suficiente
de quien desea en silencio.
Un cuerpo que tiembla de fiebre,
detendrá
su temblor ante la presencia de una madre
al
borde de la cama.
El amor a punto de declararse vivirá o morirá,
después
de su suicida pronunciación.
Todo borde supone dos lados.
Hay quienes seguros de si mismos y de su verdad,
comprarán enormes parcelas al borde de la muerte.
Y hay quienes conscientes de sus faltas,
de su búsqueda continua,
de su frágil existencia,
de su frágil existencia,
estarán siempre,
arrojándose al borde de la vida.
arrojándose al borde de la vida.
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