domingo, 23 de agosto de 2020

Moscas




De qué sirvió esa torpe economía del deseo.
Creer que si yo...
entonces vos quizás...
esa matemática demencial,
ese sostener una forma
vacía de contenido.

Cómo permitimos esa insistencia,
esa absurda idea de la mesura.
Acomodar los modos,
ordenar los gestos,
dosificar los gemidos,
racionalizar los silencios.

Cómo pudimos caer tan bajo,
volvernos la comedia
de la que siempre nos reímos.
Pedirte un poco menos,
exigirme un poco más.
Hacer del amor un Excel.

Porque no está mal
que eso que fue,
hoy ya no sea.
Lo que duele es la mecánica cobarde,
la agonía gozosa,
la obstinación de la mosca
golpeando contra la ventana,
sin atreverse a cambiar su vuelo.



 


 



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