lunes, 28 de enero de 2013

Intermitencias de la Palabra IV


El lápiz de color ahora vomita grises.
 Quien niega que fue de verdad, quien se aventura a tamaña injuria,
Quien omite esa mano caminando una espalda virgen que ya no late.
Nada de lo que creció duerme aun en mí, apenas un reflejo verde agua. 
Tal vez la serpiente de cascabel mordiéndome el estomago  me devuelva algo de ese instante imberbe.
La foto que cuelga en la heladera me mira repugnada, renunciando a hacer las paces con un sujeto
que ya no se recuerda.
Una obstinada regresión me pide disculpas y un niño que ya no sabe quién es 
escribe estas inocuas palabras. 
La potencia de la ignorante infancia es hoy apenas,
una ameba certidumbre.  









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