Interrumpo el acto de escribir, mientras te escribo.
Es que cierta intuición omnipresente me sugiere
que me alejaré de la literatura para sumergirme en la literalidad de un rostro.
Quiero decir que un cuerpo aún ignorado, que
una voz apenas esbozada, y una sonrisa cada vez más cómplice,
me expulsará de este inútil arte de buscarme por un rato.
Ya no podré sumergirme en el onanismo de mis letras.
ya no esgrimiré esdrújulas, resignaré agudas, multiplicaré sustantivos,
es que sólo querré obedecer tu espalda, conciliar tu sonrisa,
sólo podré mirarte.
Y lo digo ahora, antes que todo suceda, porque tengo
la certeza de que ya todo sucedió de algún modo,
que vos siempre esperaste encontrarme de este lado,
y que yo siempre te busqué sin animarme a cruzar la vereda.
¿Para qué necesitaré escribir
cuando uses mi remera de pijama?
¿Qué menester tendré de verbos,
cuando me estés cebando un mate?
¿Cómo podré siquiera hilvanar un párrafo decente
cuando estés sonriendo en mi almohada?
Y por estas horas que jugamos a las escondidas,
que nos aparecemos y desaparecemos,
que apenas cruzamos sonrojadas miradas
sospecho que estas serán de las últimas palabras que mis manos tiemblen,
que este sea tal vez,
el gesto previo a un inevitable mutismo,
a una hermosa y obstinada necesidad de mirarte .
Es que cierta intuición omnipresente me sugiere
que me alejaré de la literatura para sumergirme en la literalidad de un rostro.
Quiero decir que un cuerpo aún ignorado, que
una voz apenas esbozada, y una sonrisa cada vez más cómplice,
me expulsará de este inútil arte de buscarme por un rato.
Ya no podré sumergirme en el onanismo de mis letras.
ya no esgrimiré esdrújulas, resignaré agudas, multiplicaré sustantivos,
es que sólo querré obedecer tu espalda, conciliar tu sonrisa,
sólo podré mirarte.
Y lo digo ahora, antes que todo suceda, porque tengo
la certeza de que ya todo sucedió de algún modo,
que vos siempre esperaste encontrarme de este lado,
y que yo siempre te busqué sin animarme a cruzar la vereda.
¿Para qué necesitaré escribir
cuando uses mi remera de pijama?
¿Qué menester tendré de verbos,
cuando me estés cebando un mate?
¿Cómo podré siquiera hilvanar un párrafo decente
cuando estés sonriendo en mi almohada?
Y por estas horas que jugamos a las escondidas,
que nos aparecemos y desaparecemos,
que apenas cruzamos sonrojadas miradas
sospecho que estas serán de las últimas palabras que mis manos tiemblen,
que este sea tal vez,
el gesto previo a un inevitable mutismo,
a una hermosa y obstinada necesidad de mirarte .
No hay comentarios:
Publicar un comentario