domingo, 30 de diciembre de 2012

Tristeza

"La tristeza es el único sentimiento que merece dignidad" E. Symms


Tengo una tristeza polimorfa.
Una tristeza ahí, donde se aloja la tristeza.
Agarradita con sus patas en el medio de la panza.

Tengo una tristeza con rostro y con nombre
Un rostro que sonríe y un nombre que no importa.
Tengo una tristeza cuyo grito mudo, 
vuelve sobre todo a las tres de la mañana.

Tengo una tristeza egoísta, 
una tristeza tan mía que solo quiero acariciarla.

Tengo una tristeza,
enana,
ignara,
estúpida,
triste,
y borracha.

Tengo una tristeza digna, cuya única culpa 
es no decir adiós. 
Tengo una tristeza finita, que cuando amaga con irse
yo le lloro a la distancia.
Tengo una tristeza irónica, que sostiene mi mirada
y sabe cuanto me falta. 

Tengo una tristeza cómplice, 
una tristeza que me sabe 
imposible de soltarla. 



sábado, 29 de diciembre de 2012

Obituario


No seas cobarde.
No vayas a morirte sin la revolución de una mirada
Sin agradecer la complejidad del viento

No seas arrogante y no te mueras con el perdón en la lengua.
Sin amar en silencio. 

No seas vulgar y no vayas a morirte sin escuchar al tiempo

Sin el odio a lo perverso
Sin dignificar la sonrisa

Sin repetir fracasos.

No vayas a morirte sin abrazar con todo el cuerpo. 

No vayas a morirte con los bolsillos llenos
y de verdad te digo, no mueras con el traje puesto. 

No seas estúpido, no vayas a morirte lleno de respuestas
y no cometas la obviedad de morir falto de intuiciones.

No vayas a morirte sin la complicidad de los niños
                     y júrame con los ojos que te iras repleto de ignorancias. 
             
No vayas a morir sin trascender tu sombra
 y  sobre todo por favor, 
No vayas a morirte sin haber vivido todo el tiempo. 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Desencuentro

Toda búsqueda es por definición desencuentro. 
Por eso mi desconfianza ante el éxito, y lo cierto. 
Por eso el placer por el fuego,
 mi afición por lo ignorado,
mi amistad con lo incierto.

 El rostro es más importante que su nombre, 
porque el nombre es la primera prisión para todo lo que aun se ignora. 
Nombrar un rostro o una flor,
 es arrancarles su sentido para sumergirlo en el mundo de lo predecible. 
La sonrisa de Laura existe antes de quien la nombre,
el olor del jazmín ignora como se llama,
 y la música seguirá emocionando prescindiendo de su nombre.

No se busca para encontrar, como no se nace para morir.
 Se busca por necesidad y se vive como posibilidad.
 El encuentro puede llegar, como también por suerte,
llegara la muerte.

Por eso acaso el matrimonio, es el suicidio de los enamorados
y la primer declaración de amor suele estar destinada al olvido, 
Por eso también,
 nos enamoramos siempre en los colectivos.
Porque ahí todavía nada esta dicho.
Todo gesto es duda,
y toda duda es posibilidad.  

Buscar es antónimo de encontrar,
y si por error se vuelven sinónimos, 
sonreír comienza a doler.


martes, 25 de diciembre de 2012

Explicaciones

Quieres explicar el mundo, mientras este es una sombra que gira detrás tuyo.

Quieres explicar el tiempo, y sus bigotes se te burlan en la cara
Quieres explicar al otro y te miras al espejo.

Quieres explicar el dolor, y te compras aspirinas. 
Quieres explicar la pobreza, y hasta su nombre te molesta. 
Quieres explicar la realidad, y no te levantas de tu cama. 

Quieres explicar el amor, cuando este solo es acto. 

Quieres explicar tu cuerpo, prescindiendo de otro cuerpo.
Quieres explicar la prostitución y le golpeas la puerta. 
Quieres explicar el silencio y te tapas los oídos.
Quieres explicar a Dios y te escondes de ti mismo. 

Quieres explicar la muerte, mientras la vida espera tu respuesta.  

jueves, 20 de diciembre de 2012

Eterno Retorno

Ponerse las medias es el primer error cotidiano.

Es la canción remota que retumba en nuestra cabeza. 
Ponerse las medias es el inocuo acto de repartir las cartas de nuevo. 
Es la ingenua esperanza de matar al tiempo.

Ponerse las medias es renunciar a lo cierto.
Es sacudir la resaca pretérita para empezar a embriagarse en serio.
Ponerse las medias es desafiar al hueco que nos late con miedo

Ponerse las medias con el mal aliento del insomnio, 
es quizás el mayor de los atrevimientos.
Ponerse las medias es prescindir del sueño,
para hundirse somnolientos en la promesa de lo concreto.

Ponerse las medias es abandonar una seguridad de plumas 
y arriesgar el pesado pasado que nos sostiene.   
Ponerse las medias es llenar de contenido manifiesto, 
el continente que nos contiene.  


Es posibilidad y es riesgo.
Es equivoco y es juego.
Es amor y desasosiego.

Ponerse las medias es la antesala del mundo
que empieza de nuevo.

  




lunes, 17 de diciembre de 2012

Palíndromo.


Pequeña sonrisa de cristal, misteriosa silueta que se me escapa.
 Contraste de tibias formas que materializan lo imposible.
 Un signo de interrogación que viene desde lejos y una mirada que danza al compás de las palabras. 
En todo esto descansa el secreto que no quieres contar, gestando en su sueño, mi desesperación por tanto silencio. 
Me pregunto cuantas preguntas quedaran inconclusas a medida que las circunstancias nos vayan desapareciendo. 
Mi mano gateando en tu espalda en un eterno devenir de bocetos indelebles. 
Exhaustos de hacernos un amor que nunca es un solo amor, que nunca es un mismo amor, las uñas arrancan  pieles empapadas por el agua tibia de los cuerpos. 
El irremediable temor a no saber cuidar esa pequeña fuga de cristal, la onírica sensación de que puedes resbalarte de estas viejas manos para caer al frío piso y estallar en mil astillas. 
La respiración entrecortada y el grito que casi se me escapa para caer en la cuenta que solo fue otra pesadilla.
El omnipotente deseo de cargar con una responsabilidad que me trasciende y me trastorna, un Ego – ismo inherente, como una suerte de inútil caja fuerte para este delirio de cristal, y por supuesto, la preocupación a la que mi negligencia  me condena. Eternas dudas que al fin encontraron una única coartada  y conviven tibiamente con la pérdida agazapada.
Esa fragilidad desnudándose en mi cama, revelando armoniosas maneras de sentir la libertad.
 El inevitable fuego de miradas hasta ver quien se quema primero, provocando cómplices arco iris en tu cara.  Pequeña sonrisa de cristal que dibuja esperanzas en el aire aceptando el juego al que la someto. Al que me somete. Al que nos sometemos.

 Recuerdo aquella extraña química primitiva en la que nos sumergimos una noche, ¿No estaba todo dicho desde un principio? ¿No es todo esto un mero transcurrir en un camino ya recorrido? Tal vez sí lo sea, tal vez sea cierto que eso que vimos sin los ojos es la única manera de escribir el fin de nuestro cuento.

Mecanismos recíprocos para darnos una verdad, aunque sea de mentira. Un juego blanco que no busca lastimar a nadie, redimiendo culpas jubiladas. 
Pequeña sonrisa de cristal que permites mostrar mis peores ropas y abrigar cierta vergüenza, cuantas veces temí al ridículo y ahora ríes ingenua de mi ciega resistencia.
Asirnos a la Sonrisa, o si se prefiere al revés, asirnos a la sonrisa, palíndromo disfraz que amaga con explicarlo todo.
Y no hace falta que escriba más, ya se que no hablaras, dejándome buscar a mi eso que no puedo encontrar. 
Pero pequeño arco iris de cristal cuando me leas esta vez, 
¿Me dirás adonde vas cuando me miras?.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Mandala


“El Eje, el centro, el punto que todo lo sabe y todo lo piensa, la realidad vomitada en la otra realidad, la cucaracha del tiempo durmiendo en vertical, el lado de acá y el lado de allá, el Aleph de Jorge, la basura bajo la alfombra, el caos y su orden por descifrar, una mentira demasiado desnuda espejo, la palabra escondida en la P, en la A en la L, en otra A (o la misma, da igual) en  B, en R y otra vez en  A, casi tan parecida a la primera, tan análoga a la segunda, pero tan A a su vez, la ultima A, dándole sentido a lo que nadie quiere leer,  a P, a A, a L, a A, a B y a R... el mago enseñándonos el conejo, la visera de cemento, el olor a piel virgen, la mano pidiendo limosna y  la culpa saltando en una pata, la hipotenusa al cuadrado y el cuadrado a la hipotenusa, la tristeza de ayer y la esperanza de mañana, la lapicera copulando nuevamente al papel, el rímel de mi madre, la complicidad de los gatos, un pasaje a París, la dimensión desconocida y la que creo conocer, el compás en el objeto compás y el transportador en el suyo, (o al revés, no hay diferencia), la carrera irreversible contra el tiempo (inevitablemente de arena), las reglas del juego, los atajos y las coartadas, lo genuino y un mensaje en la botella llegando a nuestra pequeñas isla, la viuda negra que le pico a papá, la tristeza del que sabe, la catarsis del silencio que duerme en mi almohada, el origen del cosmos en el corazón de una sonrisa, el átomo haciéndose hielo para el whisky que viene, la manzana cayendo en la cabeza, y las torres gemelas derrumbándose detrás, un viaje en bicicleta hasta el trabajo, las negras y las corcheas bailando en un velorio, la memoria sobornando razón, un disco de Rodolfo testigo de otro crudo amanecer, lagrimas haciendo cosquillas en una mejilla, un recuerdo disfrazado de emoción, la explicación teñida de absoluto, un cartel de stop y la alegría haciendo dedo, el mal aliento de un amigo de la infancia, el incesto del espárrago y el alcaucil, lo esencial en un playmobil que me mira desde arriba, el gol que siempre quise hacer, la tijera perdiendo con el papel y la piedra mirando consternada, los frenos que nunca tuve, las verdades aceptando su derrota, los ateos rezando, Dios jugando al ajedrez, y la verdad de la  milanesa (la verdad mejor guardada) , un mándala polimorfo, la cara del sufrimiento y la ceca del amor, la distancia apurando al caracol, un paisaje que no recuerdo, y su rostro haciendo acupuntura en mi retina, la perpetuación del infinito...todo lo que sobra y todo lo que falta, todo esto ahí, en un momento y lugar cuya topologia desconozco, todo esta ahí, todo cabe en su sonrisamirada, o su miradasonrisa, simplemente ahí, esa es mi única certeza incorruptible, ahí esta la  respuesta  a la pregunta, ahí esta mi verdad desarmada... ahí esta el eje, el centro, el punto que todo lo sabe, la realidad vomitada en la otra realidad, la cucaracha del tiempo durmiendo en vertical...”.


Intermitencia de la Palabra III

Nos retiene el miedo. La certeza. El cuatro después del dos mas dos. Esto hay. Esto hacemos. Ergo esto somos. O al revés  El orden de los factores no altera el producto dice la seño Marta. Miedo excusa, miedo coartada. Empezar a destruir cuando apenas el castillo de arena asoma. Ese es el intento honesto. Destruir por sobre lo todavía no construido. Antes de construir en falso renunciar pese a la duda. Donde la duda es fuerza, la certeza es excusa. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Patada de Chancho III


Derrumbe

“Una pared se apoya en una mosca. 
La mosca aguanta todo lo que puede, y vuela. 
La pared se derrumba."


Patada de Chancho II

Acidez


"Sintió como una mano entraba por su boca, 
caminaba por su esófago y le retorcía el estómago. 
En ese instante ella le sonría".


Patada de Chancho I


Antropófago


"Quisiera cortarte en pedacitos,
 sazonarte con sal, y una pizca de pimienta. 
Comerte con todos mis bocas. 
Atracarme de vos. 
Lastima la dieta."


jueves, 6 de diciembre de 2012

Experiencia

"La experiencia es un peine que te da la vida cuando te quedas pelado"
 Ringo Bonavena.


Un viejo vomita explicaciones al viento, 
el joven en bicicleta no las entiende.
En su ansioso pedaleo renuncia a traducir eso que late en su pecho.
El viejo sonríe con la oscura sabiduría 
de quien cree conocer el destino de las pasiones.

El joven pedalea con la genuina potencia de lo ignorado. 
El viejo quisiera explicarle el dolor postrero. 
Al joven le sobra la ingenuidad que el viejo envidia.
Al viejo le sobran las palabras que el joven no busca. 

Esa irreversible distancia entre el que todo lo nombra
y el que busca lo innombrable    
 La experiencia acaso sea simplemente
 la resaca de lo que ya no vendrá, 
exceso de inútiles respuestas ante un futuro muerto. 

La muerte llega mucho antes de la muerte.
La muerte llega cuando abundan las certezas
 y la duda se torna imposible.

El viejo quiere explicar el infinito misterio del otro.
El joven busca el abrazo intraducible de los otros.
El joven y el viejo, nacieron el mismo día. 

Emedeerre.

martes, 20 de noviembre de 2012

Tía

"La dulzura de mi primer tia muerta cae sobre mis ojos"

Vicente Zito Lema. 

Burlar la mediocridad evitando lo lugares comunes ha sido tu signo.
Una oscura guerra contra ti misma ha permanecido en lo latente.
Desafiaste la crueldad de quienes quisieron comprar tu vida, 
eligiendo Buenos Aires para escapar de tus demonios.

Me enseñaste sin saberlo, 
y esas es la más genuina de las sabidurías,
que renunciar a la búsqueda es ser cómplice de la muerte.
Enseñándome también, que el amor es ante todo un gesto. 

Tu madrinazgo ha sido mi colifata bendición, 
echando a patadas en el culo las verdades de los otros.
Una carcajada tiñe todos mis recuerdos juntos, 
siendo testigo a distancia de cada una de mis destinos. 

Yo te digo, con el derecho que me otorga tu risa eterna, 
Que será tu alegría la que hará metástasis por siempre.
No alcanzaran las palabras para este adiós tía, 
esta tristeza solo la entiende tu profunda huella
y nuestro lazo trascenderá toda muerte. 

Adiós, Madrina.
Gracias, Madrina. 

domingo, 28 de octubre de 2012

Génesis.


El encuentro de dos miradas fue el principio.  

La gota de sudor se precipita suavemente por la espalda anunciando un nacimiento. 
El nervioso gesto de mover la silla cinco centímetros ocultando el deseo de acercar los labios.  
Las palabras siempre torpes saltando boca en boca inseguras de acomodarse.

Una mirada encuentra otra mirada y la Génesis suma un nuevo testamento. 
Agachar la mirada sonrojados como hizo Adán ante los ojos desnudos de Eva.
La duda suicidándose ante el momento mas cierto de todos. 
El instante preciso que el estomago es un nudo y las bocas se prestan a coincidir. 

Todas las especulaciones pretéritas volviéndose obsoletas con la certeza de una mirada.  
Todo sera después, simple consecuencia de ese primer encuentro mudo. 
Todo sera a su vez, eterno retorno a esa mirada. 
El poliglota mensaje de las miradas,
exentas siempre de posteriores explicaciones cobardes. 

El primer beso no entiende de labios, lenguas  ni de bocas.
El primer beso no tiene nombre, ni significante. 
El encuentro no necesita boca ni sexo. 

Una mirada encuentra otra mirada
y el universo tiene un nuevo Big Bang. 







domingo, 21 de octubre de 2012

Resonancia

La resonancia refleja que conozco perfectamente la tabla del siete,
y que he aprendido en algún momento que Virgilio era un poeta antiguo.
En el lóbulo frontal aparece el recuerdo de mi primer viaje a Necochea
y los sanguchitos de jamón y queso de mamá.
Al parecer me quedo grabado que la suma
de los catetos al cuadrado es igual al cuadrado de la hipotenusa
en el hemisferio derecho.
La resonancia no da señales del día que me conmovió su espalda.

Tibiamente se divisa entre el lóbulo Occipital y el Parietal las obras completas de Cortázar.
En la zona callosa se alojarían las capitales de todos los países latinoamericanos
y las calles del barrio de mi infancia. 
También se registra el fuerte olor a cloro de mi pelopincho en la calle los Pinos. 
Ningún síntoma que explique porque extraño esa sonrisa

En el lóbulo temporal se observa con claridad un penal que pegue en el palo, el primer gol que grite con mi viejo y el nombre completo de mi maestra de primer grado. 
Ademas, se divisan algunos números telefónicos ya obsoletos y restos de tristeza cuando mi mejor amigo se fue a vivir a Buenos Aires. .
Al parecer no hay relación alguna entre la sinapsis y sus lagrimas.

En el cerebelo se observan suaves restos de un helado de dulce de leche que me invito mi madrina
  y el ruido que hacia el nebulizador de mi abuela.
No se presentan restos de rencor a mi primer novia
 y si una clara zona sembrada por simpatía a los gatos.
Nada dice de porque tiemblo cuando la nombran.

El Doctor me dijo que es una buena resonancia, 
que abundo en recuerdos de la infancia, 
en cálculos matemáticos, nombres de ríos, 
conocimientos inocuos, y en palabras insignificantes.

No supo explicarme porque me enamoro para siempre,
me empecino en amores imposibles,
y me desarma una sonrisa.

Me dijo que vaya al Psicólogo,
que yo no tengo nada.
No me escuchó cuando le susurre
 el nombre de mi migraña.


Emedeerre,

domingo, 16 de septiembre de 2012

Bicho Raro

Bicho raro el amor.
Bicho raro, eterno y vulgar.
Cucaracha polimorfa, frágil  y escurridiza.
Agazapado en toda oscuridad, caminando con su velocidad constante.
¿Quien te entiende cucaracha?
 ¿Por qué andas a escondidas, llevando y trayendo tu mensaje incomprensible? 

Insecto de Eros que nos camina entre las dedos, espantándonos cuando ya lo creíamos extinto.
Cucaracha temida, intensa y necesaria.  
¿Que buscas? ¿Por que siempre vuelves?
¿Por que insistes oscuro bicho raro?
Bicho raro, genuino, cruel e incomprendido.
Bicho raro, eterno y vulgar.
Bicho raro el amor.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Intermitencias del Tiempo

El álbum de fotos permanece indemne en el placad y el tiempo jamas se dará por aludido.
El instantáneo instante que otorga sentido, inunda de contenido un reloj casi siempre vació.
No, no existe el tiempo, solo existe el mamarracho que hacemos dentro.
Se le puede dar cuerda a la memoria, pero no hay tiempo que alcance el olvido.

Entonces el futuro no es mas que la venganza de la cobardía presente,  la sumatoria de pretéritos imperfectos.
La alarma sonara siempre en el mismo fatídico segundo y nos depositara en una realidad que destruimos en los sueños.

El tiempo no existe, solo existe su sonrisa irreversible.
Y el cronometro no podrá nunca medir lo que dura una esperanza.

El tiempo es, amor mio, lo que dura el silencio que lo vuelve insoportable.

martes, 28 de agosto de 2012

Cirugía Menor


Martín se vio acostado como tantas otras veces en su cama. Se vio imaginando uno de los tantos juegos que lo aburrían hasta que el sueño finalmente vencía sus dudas. Lo de inventar juegos y escribir cuentos en su cabeza, eran sus formas preferidas para no tener que pensar en su inocuidad,  para no verse obligado a de una vez por todas a hacerse cargo del cascabel que se agitaba por las noches en la boca de su estomago. Pensó en su madre durmiendo en la habitación del frente, en su preocupación obligada tras la cirugía.
El dolor en la ingle no era más que otra de sus excusas para no dormirse. Era la coartada perfecta para refugiarse una vez mas en ese pedazo de tiempo que le pertenecía por completo, el único momento en que él conseguía hacer tregua con sus culpas. Al menos esta vez a la coartada tenia certificado medico, pensó irónico.  
Ninguna razón concreta encontró Martín para agarrar lápiz y papel y ponerse a escribir el cuento que creía nunca iba a escribir. Tal vez la imposibilidad de tomar un whisky somnífero, o tal vez  la sospecha de que la cirugía en su ingle tenia que servirle para algo, de que era la hora de animarse a ser eso que tanto insinuaba, de aprovechar el corte que el bisturí había echo en su carne, para hacer algo con su alma.
Se vio escribiendo, vio sus manos moviéndose con seguridad, y por primera vez creyó que esta vez lo lograría, que esta vez podría dejar el traje en el armario y no ahogarse otra vez en sus dudas, en la pesadez de su existencia, en la certeza de que ya nada podía hacerse, de que ya todo estaba escrito, de caer en la eterna repetición de evadir a su conciencia.
Se imagino a Laura tendida en su cama, con la espalda desnuda como siempre,  sus ásperas manos acariciar esa espalda que conocían de memoria, la imagino mirándolo con esa mezcla de admiración y duda cuando el escribía,  jugando a hacerse la dormida mientras lo espiaba, se la imagino deseando que esta vez el podría terminar el cuento que le prometió, que seguro le dedicaría, imagino que realmente estaban juntos de nuevo.
Se había mirado varias veces la herida, el medico lo había advertido de que podía hacerse un hematoma, sangrar un poco, inflamarse., decidió que él no podía imitar la ingenua hipocondría de su hermano, que esa sangre debería ser normal, él era un intelectual, él iba a llegar lejos, él debía escribirle el cuento a Laura.
Estaba disfrutado como pocas veces de poder llevar a cavo su empresa, el cuento no era malo, un hombre se despertaba y se encontraba con sus sombra, mantenían un dialogo en donde  la sombra hacia notar al hombre de lo absurdo de su existencia, de que nadie notaria si él desapareciera. La idea y el ambiente tenían un aire Kakfiano, el hombre se debatía entre el terror de estar hablando con su sombra  y la angustia de saber que ésta tenía razón.
Disimulando una miraba hacia Laura, Martín, percibía el orgullo que sus ojos entreabiertos le regalaban, sentía como la recuperaba con cada palabra escrita, imaginaba como volverían hacer el amor cuando el dolor en la ingle cada vez mas insoportable cesara, después de leer el cuento juntos, tomar un whisky y fumar una pipa como si supieran, renovando ese ritual perdido ya hace tiempo.
Siguió escribiendo absorto, pleno de satisfacción, con una felicidad solo comparable con aquel viaje en tren con ella, gozando de la perfección de los diálogos entre el hombre y su sombra, la sonrisa de Laura de fondo, el dolor en la ingle cada vez más rojo y más lejano, eufórico, se vio escribiendo su primer novela, recibir algún premio para alegría de su madre, se vio renunciando a esa vida cobarde que tanto había odiado desde su adolescencia, desde que fue equivocando una a una sus decisiones  hasta convertirse en el mediocre vendedor de seguros que era, desde que  Laura lo había abandonado, se vio destrozando el traje y la corbata que tanto detestaba, se vio con ella caminando de nuevo en la calle Corrientes...
….la vio a su madre acercarse hasta su cama para ver como estaba, reconoció el horror nadando en sus ojos cuando vio la sangre que caía por debajo de las sabanas, la vio sacudirlo en la cama para que reaccionara, desesperada, la vio tomar el papel arrugado que él tenia entre sus manos, la vio coger el teléfono, llamar una ambulancia, la vio marcando nuevamente y explicarle a la voz dormida del otro lado de la línea que algo había salido mal en la operación, decirle algo de un cuento sobre un hombre y su sombra que iba dedicado a ella, decirle sin creerlo que Martín estaba muerto… sintió el grito de Laura del otro lado del teléfono.


Emederre  

domingo, 26 de agosto de 2012

Intermitencias de la Palabra II

Vas a gritar para que te devuelvan lo que nunca sabrás si mereciste. 
Soñaras con esa sonrisa haciendo acupuntura por siempre en tu retina. 
Juzgaras tus errores con una vara distinta a la de los otros.
Y nunca seras de verdad mientras no creas en alguna. 

Jugaras a la Rayuela para evadir el infierno. 
Buscaras por siempre la palabra cobarde que no explicara nada.  
Solo tendrás paz cuando dejes de vomitar balas. 
Masticaras dudas que morirán en la punta de tu lengua. 

Seras una sombra de lo que creaste. 
Y desde alli deberás iluminarte. 

martes, 14 de agosto de 2012

Vivir esta mas bueno que Nacer.



Es porque estamos vivos que odiamos festejar nuestro cumpleaños y es también porque estamos vivos que tenemos olor a pata. Es porque estamos vivos que nos llenamos de ira ante la injusticia, que renegamos de nuestra neurosis, que compramos en doce cuotas. Es porque estamos vivos que nos gusta la música, y no  la policía. Es porque estamos vivos que pedimos explicaciones y buscamos respuestas a la pregunta que nunca nos hicimos. Es porque estamos vivos que amamos para siempre, (Como si hubiera un siempre, un nunca, un todo, un nada). Es porque estamos vivos que vivir esta más bueno que nacer.
Es porque estamos vivos que lloramos desconsolados por una muerte que nunca entendemos.Es porque estamos vivos que gritamos “Bailen Putos”. Es porque estamos vivos que no llegamos a fin de mes. Que lloramos la muerte de Mufasa. Es porque estamos vivos que hay política, que escribo como Bucay, que miramos el celular esperando el mensaje que nunca llega, y que gritamos un gol con toda nuestra fuerza; es porque estamos vivos que miramos el dolor sin comprenderlo. 
Es porque estamos vivos que pasamos la lengua por otras lenguas, bocas por otras bocas, sudor por otro cuerpo. Es porque estamos vivos que tememos la locura, el desorden, el viento, la metáfora y el encierro. Es porque y para estar vivos que el vino se toma con amigos, que la estupidez nos visita a diario, que el horóscopo es siempre el mismo. Es porque estamos vivos que llenamos de contenido y de formas todos los contenidos y todas las formas.Es porque estamos vivos que amamos estúpidamente. Es porque estamos vivos que tenemos Facebook, un gato histérico, mal humor los lunes y tristeza los domingos. Es porque estamos vivos que al rompecabezas siempre le falta una pieza, que el  universo se reduce a una sonrisa, y que la pelota siempre rompe el vidrio de un vecino.
Es porque estamos vivos que el jazz es un alimento no perecedero y el mate un milagro amargo.
Es porque estamos vivos que hay palabras, vómitos, abrazos, hipocresía, soberbia y belleza. Es porque estamos vivos que la contradicción se hace norma, el entendimiento coartada y la felicidad excepción. Es porque estamos vivos que la muerte es una imbécil.

Es porque estamos vivos que vivimos. 

Los Gatos



Ahí están los gatos otra vez enredados entre las sabanas. Ahí están los gatos jugando con sus manos, escondiendo sus uñas, mordiéndose impúdicamente, lamiéndose sin lavarse.
Ahí esta la gata una vez mas mirando al gato con sus inmensos ojos negros, hablando con esa mirada profunda, trasmitiéndole en un idioma felino la suma de todos sus miedos. Y ahí esta el gato grande, con sus manos ásperas acariciando a la gata que estira su cuello en búsqueda de mas placer, el gato viejo, que tampoco dice nada por respeto, aunque por ahí se le escape algún catártico maullido.
Ahí están los gatos ronroneando entre silencios, besos y carcajadas, cómplices de un juego que excede las palabras, que las excede o las evita, o simplemente le son innecesarias.
Y la gata amaga con irse, entonces el gato que vuelve a saltarle encima, vuelve a insistir en ese pacto tácito de lenguas que se alcanzan, y la gata asume esa falsa resistencia que al gato le encanta, y otras vez están rodando por toda la cama, llenando de pelos gatunos la cama, murmurándose palabras inteligibles mientras se desnudan, se tocan, y los sexos  se encuentran tibiamente.
Y la gata semi desnuda se prende un cigarro en la cama del gato grande que la mira y no comprende cuando sucedió todo. Cómo la gata se metió en su cama solitaria para convertirse de un plumazo en cuchacama para tres. Y mientras los gatos se acarician, se miran, se encuentran y se esquivan, la gatita excusa les camina entre las piernas, los muerde para ser parte de la fiesta… gatita cómplice, gatita excusa, gatita coartada.   
Y el gato sabe, y la gata sabe… ambos saben en un reciproco silencio que el miedo a la humanidad esta latente, que cuando bajen de su cuchacama, de su complicidad muda, volverán los fantasmas humanoides, los miedos pretéritos y los potenciales, entonces dilatan todo lo que pueden el juego felino, las patas se entrecruzan, las uñas caminan por las espaldas, se abrazan y se retuercen como solo los gatos saben hacerlo, y el gato quiere decirle cuanta paz siente en ese momento, gato viejo, gato escéptico de que esto que esta pasando sea reciproco, y el gato que esconde sus garras, y la gata con sus inmensos ojos negros le sonríe, y al gato le duele la panza, y la gata lo mira interrogándolo, haciéndose tal vez las mismas preguntas que el gato grande, evitando las mismas preguntas, desde el otro lado del mándala el gato y la gata son anverso y reverso de una misma circunstancias, y entonces resulta que el gato no sabe, y la gata tampoco sabe, y que tal vez  esta ignorancia muta sea su triunfo, tal vez por primera vez los gatos no tienen miedo de mostrar sus heridas, sus marcas por todo el cuerpo, tal vez el gato lama las heridas de la gata que una vez mas estira su cuello, y por eso la gata lo abraza así, como temiendo caer, por eso la gata no quiere bajar de ese mándala con forma de cuchacama, porque se esta tan bien así, habitando tan gatunamente su existencia, dilatando el miedo, riéndose del miedo que los antecede, y los lastima, el miedo del gato que puede pero no quiere, el miedo de la gata que quiere pero no puede, un miedo cachorro, un miedo felino, miedo agazapado por debajo de la cama.
Ahí están los gatos acariciando sus dudas, dejándose ganar por el sueño, el gato le camina sus dedos por la panza una vez mas, y la gata se acurruca entre sus patas, y la gatita se acomoda junto a ellos para que el mándala este completo. 

jueves, 2 de agosto de 2012

Paloma Mensajera



La foto cursi se resume con la imagen de Laura corriendo hacia Martín, tirándose contra su pecho, esperando refugiarse en sus brazos largos, en esa protección efímera, unos segundos más de juego antes que el ocaso los vuelva a encontrar.
Desde que se habían separado él había decidido dejar de salir, de frecuentar los lugares donde podían cruzarse, por eso cada vez que los muchachos lo venían a buscar les inventaba alguna excusa, que tenia que terminar un laburo, o que se iba a lo de su vieja que andada otra vez con problemas de presión. Sus amigos sabían que por lo general nada de eso era cierto, pero nadie le reprochaba nada, con esa complicidad muda que suele habitar en la amistad. Claro que no por esto dejaban de murmura entre ellos todo tipo de insultos para con Laura cuando Martín no estaba, sobre todo Santiago que nunca la había soportado, “Todo esto por la yegua de Laura…y este boludo que no se la puede sacar de la cabeza”, cosas así, por enumerar una de las mas livianas.
Por eso cuando el Negro lo vino a buscar para ir a tomar una cerveza con la excusa de que tenia que contarle unos problemas de laburo dudo en aceptar, pero no podía negarse a acompañar al Negro que tan bien se había portado cuando a él lo habían echado de la imprenta. Cuando llegaron al bar miro disimuladamente pero no sin temor a ver si andaba ella por ahí, o alguna de sus amigas, pero se tranquilizo inmediatamente al ver que no había Lauras en la costa.
Como siempre una cerveza nunca era una cerveza, y de los problemas de trabajo del Negro pasaron al futbol, a lo mal que esta jugando el Albinegro, de lo buena que esta la hermana del cabezón, y de la guita que nunca alcanza, y claro entonces Martín que no puede evitarlo y empieza a escupir su veneno, y otra vez Laura en el centro de la mesa, invocándola desde el dolor, y el Negro cagandolo a pedo con dulzura, que se deje de joder con esa mina, le dice, y él asiente, acompañando las palabras de su amigo, convencido de que tiene razón, que ya esta, que basta con esa mina que esta mas loca que una cabra. 
Y cuando se quiso dar cuenta el bar estaba lleno de gente, y él con varios whiskys encima dirigiéndose miradas coquetas con la moza que nunca había visto. Y no sabe bien en que momento fue que todo se fue al carajo de nuevo, él bailando borracho en la pista con sus pasos ridículos, sintiéndose libre por primer vez en mucho tiempo, y entonces una mano que le toca la espalda y él sabiendo sin darse vuelta que era de ella, Laura tocándole la espalda, y Martín queriendo morirse en el mismo momento que se da vuelta y ella le sonríe, se abrazan espontáneamente, como si nunca se hubieran dejado de buscar, se dicen palabras superfluas mientras el estomago se solidifica, la garganta se cierra, sin saber como disimular los nervios que les muerden la sangre, entonces Laura que lo mira desde abajo, su inmensa sonrisa llenándolo todo, Martín cegándose, dejándose llevar por una fuerza que los trasciende, olvídanse de las palabras del Negro que hace una rato nomás le parecían palabra santa, tomando su cara entre las manos, esas manos de viejo de las que ella tanto se reía, besándola como si fuera la primera vez, desesperado, bebiendo de eso labios que esta seguro le pertenecen …..
Martín y Laura yéndose del bar, juntos otra vez, ante la mirada del Negro que no lo comprende pero tampoco lo juzga, caminando sin saber como seguir, sonriendo y llorando simultáneamente, borrachos de ellos mismos, buscando el contenido para un continente cada vez mas lejano, y otras ves las bocas buscándose, permitiéndose unas vacaciones tras tanto tiempo sin encontrarse, y las palabras que no alcanzan, porque dos mas dos sigue dando cinco, ¿Por que? ¿Por que no podemos encontrar la forma de estar juntos? ¿Por que? Pregunta Laura, y Martín no sabe que decir, aferrándose a una esperanza que esta de luto, repetir viejos axiomas ante viejos problemas, y en el fondo la necesidad de permitirse equivocarse otra vez, vomitándose todo su amor nuevamente, sin saber ni como ni cuanto ni para que, sabiendo que el cuando se termine este oasis quedara otra vez el desierto, el estupido, infinito y solitario desierto. Asumiendo que después de este pequeño recreo deberán volver a su refugio hipócrita, a esa coartada que llaman realidad, con sus tiempos sus distancias y su verdad de enciclopedia inglesa…
 y Martín que no puede dejar de sumergirse en la sonrisa eterna de Laura, esa que ahora esta llena de lagrimas y rimel corrido, y otra vez abrazarse hasta que duelan los recuerdos, buscarse las bocas con violencia para que las lenguas lleguen hasta lo mas profundo de sus miserias, la necesidad de fundirse y de morir en ese oasis inocuo, detener la cucaracha del tiempo que de todas formas los ignora, y entonces la paloma que los caga, que los devuelve a la mierda cotidiana, forma lúdica de terminar con el recreo, llenar de mierda la cabeza de Martín para reírse de todo esto una vez mas, la Paloma Mensajera dejando su mensaje.
Laura y Martín aceptando el final desarmados, sin fuerzas ya, con los rostros empapados de lágrimas, de mocos, de rimel, de mierda, de amor, y otra vez tener que separarse, el gusto a poco en los labios, volver a besarse ingenuamente, pidiéndose perdón sin saber bien porque, jurándose un amor que no les pertenece, dilatar todo lo que se pueda este momento, ya esta todo lleno de arena nuevamente, ya están nuevamente en el desierto, sintiendo la herida que los obliga a separarse, la sangre que tiñe la arena, y tras unos pasos de distancias y unos te amo afónicos, Laura que vuelve corriendo y se tira en el pecho de Martín, la foto que lo resume todo, la verdad de la verdad,  el pequeño sentido del gran sinsentido, y Laura que se va, y Martín gritándole su amor desgarrado, para que los testigos vean la foto, la cabeza de Martín llena de mierda, la sonrisa de Laura llena de lagrimas, el ovillo que vuelve a deshilvanarse, la sed nuevamente partiéndole los labios, la arena por todos lados, y solo queda caminar sin saber a donde se esta yendo, suplicando por encontrar la respuesta a la pregunta que se ignora,  y entonces el Negro que le estaciona al lado con su auto, que no le pregunta nada, que lo lleva hasta su casa, Martín que quiere esconder las lagrimas para que el Negro no lo rete, pero le negro sabe que la miseria amorosa es inevitable,  por eso lo lleva hasta su casa en silencio, disimulando ver sus lagrimas, y lo ayuda a sacarse las zapatillas, lo acuesta en la cama, mientras Martín murmurando se jura que es la última vez que sale a tomar una cerveza .


Emedeerre

martes, 31 de julio de 2012

Bufanda

Formas de comunicación. 
El viejo truco de intentar lo imposible, de la conversación sin con. Cada vez me resulta más difícil darme a entender. Quisiera ahorrar tiempo y energías, sin tanta retórica ni acertijos linguinoides. Que me entiendas esto que te estoy diciendo sin tener que seguir escribiendo, sin dar vueltas en círculos significantes, sin vos, ni yo, ni tu ni el, que la complicidad sea la norma, y todo lo demás la excepción.

 Que una mirada baste para hacernos el amor, y que no tengas miedo de que mi boca se acerque a la tuya, que si sos mujer te deseo, y sos hombre te deseo igual, que no te estoy atacando y no me estoy defendiendo, que el temblor que mi cuerpo escupe no es vergüenza ni temor, ni me creo mejor que vos porque no puedas comprenderme. Que no tengas que cruzar la vereda cuando me veas, ni debas darme vuelta la cara haciéndote la distraída, que nos demos la bienvenida sin ruborizarnos y que nos despidamos con un abrazo sin los brazos.

Que lo escrito se borre en el momento que es leído, y que no me tengas que explicar nada, que te comprenda aunque no te entienda, que mantengas la guardia baja porque la cachetada ya no duele, que el tren pasa mas de una vez, y estamos todos viajando, sin diccionarios ni algoritmos baratos, sin manifiestos y sin latentes, una sola masa polimorfa de complicidad, donde todos los Teos y los sin Teo se confundan en el entramado de una bufanda finita e infinita, un mismo lenguaje sin lengua y sin je. 

Meter las banderas en baldes llenos de lavandina y después usarlas para sonarnos los mocos. Reírnos cada vez que alguien llora, aceptando las tragedias cotidianas como si morirse no fuera necesario. Aceptar que llegar a fin de mes, no es llegar a ningún lado, y que si te hago el amor por las orejas no es por surrealista solo es de enamorado. 

 Y si sos mi cómplice en este momento tal vez no estemos tan lejos del fin de la palabra, que entre todos quizá logremos censurarla, sin violencia y sin tristeza, en un genuino baile de pieles que se rozan, se respetan y se buscan, diciendo mas de lo que significan, el silencio del enamorado agazapado esperando el gesto alentador, el hilo del que penden los buenos sentimientos y las buenas intenciones, miles de costureros en una complicidad muda, juntos como mensajeros sin mensaje, continentes sin contenido, , donde la lengua solo sirva para lamernos, salivarnos, saborearnos con sentido, y en silencio.
http://www.youtube.com/watch?v=f-czA7zABbg

Si no la vieron, tienen que verla sino jamas de los jamases entenderán el nombre de este Blog. Saludos. Silvio Soldan

lunes, 30 de julio de 2012

Fiaca



No lo hacia de masoquista. Nunca supo muy bien porque lo hacia, pero estaba seguro que no era de masoquista. Cierta pereza, abulia, algo así como una breve anestesia temporal que lo empujaba a Martín a llegar tarde a darse cuenta de sus sensaciones.
El mejor ejemplo de esto era con el frió, tardaba demasiado en darse cuenta que tenia frío. Podía pasarse horas sin ponerse las medias,  andar por toda su casa, preparase unos mates, darle de comer a los perros con esa incipiente sensación de frío en sus pies que el demoraba en percibir. En el fondo podía reconocerse cierto placer oculto en esto, algo que muy fácilmente un psicologicista precoz diagnosticaría como masoquismo o algún tipo de histeria. Nada de eso. No era masoquismo ni histeria, a lo sumo el placer a posteriori de la media abrazando su pie. Como esa ducha con agua bien caliente después que nos sorprendió la lluvia sin paraguas. Es como si parecía disfrutar de que el frío le fuera ganando la planta de los pies, le recorriera el empeine y por ultimo tomara por asalto el dedo gordo, el patrón de los dedos, ese que indica que ya el frío es cosa seria para entonces si ir a buscar las medias a la cajonera.

Hasta acá no habría mayores problemas si solo se tratara de un par de pies destemplados y la tardía pero satisfactoria sensación de las medias ya puestas. Pero el problema es que esto se repetía, se replicaba con el resto de sus sensaciones. No solo podía ser frío en los pies, podía estar horas sintiendo frío en los brazos hasta ir a ponerse un buzo, frío en las manos hasta buscar unos guantes. Pero lo mismo pasaba con el hambre. Había momentos en que se pasaba mas de medio día sin comer bocado alguno, sin poder reconocer que hacia rato el estomago le estaba pidiendo con sus guturales voces que le acercara al menos un cacho de pan. Pero nada, la misma pereza, la misma fiaca de dejar lo que estaba haciendo para irse a hacer un sanguche, buscar alguna galletita rancia en la alacena. Entonces así como el dedo gordo de su entumecido pie lo impulsaba a buscar unas medias, un retorsijón (Por cierto, la palabra retorsijón me suena a un pueblo de España) imposible de omitir le nacía de la boca de su estomago y lo obligaba a meterse cualquier alimento que anduviera en la heladera, por demás vacía, generalmente un pedazo de queso cuyos bordes ya estaban oscuros, como si hubieran tomado sol. 

Y así con el resto de sus sensaciones, ir a hacer pis cuando la vejiga cobraba el tamaño de una sandia y la sola vergüenza de orinarse encima lo llevaba hasta el baño; lo mismo con el sueño, notar a las cinco de la madrugada después de quedarse mirando una película rumana que no terminaría del todo de entender, o leyendo un aburrido libro con poca luz, para caer en la cuenta que desde la medianoche sus ojos le ardían y las ojeras estaban a la altura de la boca. Entonces ahí si, apagar el velador, para dos horas más tardes maldecir al director rumano y al autor del libro aburrido cuando el despertador comienza a gritar en los oídos.  

Es probable que Martín nunca hubiese notado nada de todo esto, de su demora en ir a hacer pis, en preparse un sanguchito, en ponerse las medias, de su fiaca innata, si no fuera por Laura, porque de las necesidades básicas insatisfechas, la del amor es tan cruel como la del hambre o la del frió. No fue hasta que Laura lo dejo que se dio cuenta que hacia rato que la amaba. Otra vez la misma pereza, el mismo abandono hasta que algo en él estalla y lo hace tomar conciencia (suponiendo la conciencia pueda tomarse, como quien toma un vaso de la mesa o un libro de la biblioteca) de eso que hace rato el cuerpo le viene avisando.
Pero esta vez era distinto, Laura se había ido, y no había ningún par de medias, ningún pedazo de queso, ningún baño cerca que acabara con la insoportable sensación de su ausencia.
Y ahora con media cama vacía, buscando excusas para no asumir su culpa, comenzó a repasar cada una de las señales, cada una de esas sensaciones que había dejado pasar por alto para no asumir que desde hacia un tiempo estaba enamorado de ella. De la sonrisa con la que Laura lo miraba después de hacer el amor, mientras él la miraba en silencio sin poder entender bien que era lo que eso significaba.  
De cómo su humor cambiaba tras su llamado para avisarle que cuando saliera del trabajo pasaría a visitarlo, y entonces él como un chico con juguete nuevo se ponía a ordenar toda la casa, a poner los libros en su lugar, enjuagar los vasos con restos de whisky, o vino barato, se metía en la ducha mientras escuchaba algún disco de Fito porque se sabia las letras, y haciéndose el disimulado se ponía alguna remera que Laura le había comentado al pasar “lo bien-que-le-quedaba”.
Ni siquiera cuando le escribió el primer poema a ella, uno bastante malo que hablaba de su espalda, de infinitas geografías, u algo así, se dio cuenta que hacia rato que la amaba. Incluso negó rotundamente la acusación de su amigo Beto cuando este le vomito que desde que la conoció a Laura estaba cambiado, que se había enconchado, que nunca por una mina había abandonado a los muchachos como ahora, que estaba echo un pelotudo.
Y ahora estaba él en la cama, solo, con esa miserable sensación que es el sufrimiento amoroso, que él podía acostumbrarse a tener un poco de hambre, de frío, pero nunca a esto, sintiéndose estupido por no haberle regalo alguno de los te amo que hacia rato llevaba en el bolsillo, y que ahora Laura no parecía necesitar, se negaba a recibir, ahí tendido en su cama intentando inocuamente recuperarla con largas cartas y paupérrimos promesas de amor eterno, preguntándose como carajo hacer para que no le duela todo el cuerpo desde que ella no lo llama, para sacarse de encima esa terrible deseo de llorar todo el tiempo, de pedirle perdón, de gritarle que la ama, que hace mucho que la ama, que si no se lo dijo antes no fue para hacerla sufrir, no fue masoquismo, simplemente no se había dado cuenta, que era lo que le pasaba siempre cuando tenia frío en los pies, que tardaba en “darse cuenta” eso que hacia rato venia latiendo, que fue por vago, por fiaca, por no ir hasta el cajón y ponerse un par de medias. 

Intermitencias de la palabra

Aquí nace una vez más,
 la estúpida prepotencia de explicarme.
Aquí yace otra vez,
la absurda intención de encontrarme. 
.Una vez más la palabra que asoma y se va. 
Otra vez el gusto a nafta que pica en la garganta. 
Algo que decir, y no saber por dónde asumir. 
Llenar de contenido una forma apenas visible,
 una silueta tibia que amenaza con romper la hegemonía del silencio. 
Todo lo que ya fue dicho, 
pasado por la procesadora de la angustia y vuelta a digerir. 
Nunca se está bien cuando el silencio es imperio. 
Y la máquina de decir se ve forzada a vomitar preguntas. 
Un pero, un para, un por qué.
La falsa poesía del soliloquio casi perfecto. 
Un grito mudo ante el escenario íntimo del espejo.
Esconderse miserablemente de la mirada de los otros. 
La cruda economía narcisista vendida al peor postor.
Aquí nace una vez más,
 la estúpida prepotencia de explicarte.
Aquí yace otra vez,
la absurda intención de encontrarte. 

Pandora



De pronto Pandora explota  y  todo empieza a pensarse de costado.

Eso es,  pensar las cosas de costado.

Caminar como si se tuviera torticolis de forma tal de poder ver las cosas de otro modo. No caer en viejas recetas ni formulas repetidas. Cambiarse los anteojos por antiparras.
Tener una Tortuga y no ponerle Manuelita.  

Partirle la boca de un beso a quien busca esquivarte la mirada. Hacer la cola en un banco sin quejarse del cajero y contarle un chiste al que tengas adelante. Pedirle perdón al taxista si te pasea por todo Buenos Aires y cuando te cobra más de la cuenta, regalarle un caramelo. No le creerle a Sábato y ayudar a cruzar a un ciego.
Cualquiera de estas cosas y muchas otras. 
Dejarse de vivir teniendo lastima de uno mismo. 

De lo difícil que es todo. Como si la vida nos debiera algo. 
Reírse de los pesimistas y largarse a llorar delante de un optimista. Correr con todas nuestras fuerzas escapando de las explicaciones, hasta sentir los pulmones llenos de sangre.
Sufrir como se merece. En silencio, sin histrionismos ni cara de victimas. Aceptar nuestras debes antes que nuestros haberes..

Plantar un libro, leer un árbol y escribir un hijo.

No dar por sentado que mañana será otro día, ni que el pasado fue como paso.
Bailar desnudo frente al espejo riéndose de la perfecta deformidad de nuestros cuerpos.  Asumir que no hay mentiras blancas ni piadosas. Solo hay mentiras.
No creerle a la televisión, ni al diario del jueves, y mucho menos al Actimel de Pancho Ibáñez.
Hacerse el distraído, como si uno se fuera a morir para siempre. Aceptar que todo escapa a nuestro control, que las cosas nos pasan por arriba, y por abajo, no solo por el costado.
Que no hay verdades absolutas, y esa es una absoluta verdad.  

Que el orden de las cosas que hasta hoy parecía tener un recorrido predecible, puede emborracharse y llevarnos tropezando para cualquier otro lado. Se puede cortar la luz en plena fiesta mientras hay vida desconocida en el fondo del mar.

Aceptar que el amor es la más genuina de las vulgaridades.

Que somos miserables, egoístas, hedonistas, hipócritas, mediocres, mentirosos, crueles, estupidez, arrogantes, perversos, y por todo eso insoportablemente humanos. Inevitablemente humanos. Y en eso la posibilidad de ser otra cosa, pez globo, rana, barco, letra o sonrisa.

Entender que las madres nos piden que seamos sinceros mientras se llenan la cara de rimel.

Y sobretodo resignarse a vivir sin sobretodo, a mojarse bajo la lluvia, a gritar la puta que vale la pena comer milanesas, abrazarse al amigo, tomar un whisky con todos nuestros muertos, no persuadir a Pandora para que reproduzca conejos, aceptar sus tiempos anacrónicos, sus espacios sin centímetros, hacer el amor como si no tuviéramos piel, usando todo el cuerpo, arrancarnos la carne a mordiscones, empaparnos en sudor, en lagrimas, en sangre.
Y cuando llegue el orgasmo infinito, reírnos de los brazos arrancados, de los pelos en la cama, del amor desparramado en el piso.

Y por primera vez jugar a la rayuela mirando al cielo.