Van
cayendo ahí, simples e ignorados
van cayendo ahí, en un suicidio cotidiano
van cayendo pedacitos de desierto,
van cayendo esclavos del tiempo.
viéndolos caer torpemente en su celda de cristal,
algo mío va cayendo de este
lado.
Y entonces cae
una sonrisa que alguna vez fue mi
universo,
caen las lágrimas de un amigo de la
infancia,
cae el dedo de mi sobrina en el
medio de mi mano,
cae un dolor que no supe gritarlo.
Como si cada grano de arena me
fuera
desconstruyendo,
cae mamá preocupada por mis miedos,
cae una mirada insostenible,
cae una despedida que no lo fue
tanto,
cae una
boca pequeña,
cae una espalda con marcas.
Van cayendo ahí,
pequeños hijos de cronos.
Van cayendo inocuos y sin nombre
y con ellos van cayendo mis
certezas,
van creciendo mis errores,
van faltándome respuestas,
van sobrándome silencios.
Ahí esta el viejo reloj de arena
con su panza llena de recuerdos,
abriendo su boca llena de tiempo,
masticando mi memoria
y entonces soy yo el que estoy
dentro
soy yo el que está ahí cayendo,
soy yo inocuo y sin nombre,
soy yo que me voy
desapareciendo.
Escribi uno de racing amargo
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